REINO UNIDO TRAGEDIA
Los inmigrantes hallados muertos en un camión fallecieron congelados
Ocho mujeres y 31 hombres adultos, todos de origen chino || Las autoridades británicas investigan si detrás hay una red criminal de trata de personas
Los 39 inmigrantes muertos hallados la madrugada del miércoles en el interior de un camión frigorífico en Essex, en el sur de Inglaterra, eran todos de origen chino, de los cuales ocho eran mujeres y el resto varones, según indicaron ayer las autoridades británicas, que también informó de que ninguno de ellos era adolescente, como se informó en un primer momento.
La Policía, que ya ha retirado el vehículo del polígono en el que fue encontrado, señaló que los cadáveres serán sometidos a un examen individual por parte del equipo forense para determinar la causa de la muerte de cada uno de ellos, que se sospecha que pudo ser congelación, antes de que de iniciar el proceso de identificación.
Según las primeras pesquisas, la cabina del camión entró a Reino Unido desde la localidad portuaria galesa de Holyhead el domingo y se recogió el miércoles a las 0.30 horas, cuando llegó al puerto de Purfleet procedente de la localidad belga de Zeebrugee y no Bulgaria, de donde inicialmente se creía que podría proceder.
La Policía de Essex también informó de que el detenido por la muerte de las 39 personas, el conductor del camión, un joven de nacionalidad norirlandesa de 25 años e identificado como Mo Robinson, sigue bajo custodia policial como sospechoso del asesinato y fue interrogado durante el día de ayer para tratar de esclarecer las circunstancias de la tragedia. Como parte de la investigación, los agentes registraron la noche del jueves dos viviendas en Irlanda del Norte, en domicilios del condado de Armagh, al sur de la provincia británica, de donde procede el conductor del vehículo, entre ellas supuestamente su domicilio y la vivienda de un familiar. Mientras las autoridades de Essex centran su investigación en la posibilidad de que detrás del suceso haya una banda criminal que lleve a cabo sus actividades en Irlanda del Norte, traficando con personas para venderlas a redes ilegales. Este caso es el peor suceso de este tipo registrado en Reino Unido desde que en el año 2000 aparecieran asfixiados en otro contenedor los cadáveres de 58 inmigrantes de origen chino, que habían pagado para ser introducidos irregularmente en este país.