Aritmética diabólica para pactos con bloques casi empatados y el Gobierno en el aire

Cuando Pedro Sánchez anunció la convocatoria de elecciones, de la que culpaba al bloqueo político que le impidió formar Gobierno, eran muchos los analistas que advertían que las urnas podrían mantener el callejón sin salida en el que parecía inmersa la política española. Algunos incluso advertían que “las elecciones las carga el diablo”, irónicos ante unos líderes políticos que se jugaban en las votaciones ser considerados por un electorado harto de la inacción como los verdaderos culpables de los cuartos comicios en cuarto años. Pues bien, las urnas han arrojado una aritmética diabólica, con los bloques a izquierda y derecha cerca del empate y con unas posibilidades de un acuerdo de Gobierno harto complicadas.

La llamada gran coalición, que sentara en el Consejo de Ministros a socialistas y populares es, calculadora en mano, la única posibilidad que no necesita de una gran cesta de partidos para sacar adelante la investidura superando los 176 escaños de la mayoría absoluta. Pero esta posibilidad se augura prácticamente imposible.

Las elecciones dan paso a un tenso panorama en el que lograr la investidura es aún más difícil

La segunda fórmula, al menos sobre el papel, pasaría por un Pedro Sánchez que con sus 120 escaños (ha pedido 3) y los 35 de Podemos (se ha dejado 7 en el camino) consiguiera que los populares se abstuvieran. Se trataría de que Pablo Casado, que ha mejorado sus resultados de 66 a 88, devolviera el gesto que tuvo el PSOE cuando hizo presidente a Mariano Rajoy en las otras elecciones repetidas. Si se augura difícil la abstención de los populares, se abriría entonces un panorama aún más duro para gobernar porque el Ejecutivo carecería de compromisos sólidos de apoyo.

La tercera gran vía para que el ganador en los comicios se mantuviera como inquilino de la Moncloa con una investidura con mayoría amplia pasaría por un cóctel de partidos difícil de conjugar. Al diputado de los regionalistas cántabros, el único que ya le dio su apoyo en la legislatura perdida, habría que sumar un abanico tan heterogéneo como Esquerra (13), PNV (7) y Coalición Canaria (2).