AGRICULTURA FRUTICULTURA
La campaña de la cereza arranca con menos cosecha temprana
Heladas y lluvias han reducido un promedio de un 50% las primeras variedades en el Baix Segre || Confían en una demanda acorde con la producción
La recolección de cerezas ha comenzado ya en esta finca de La Granja d’Escarp.
Los agricultores del Baix Segre están ya inmersos en la campaña de cereza, que ha comenzado con un déficit de producción de las variedades tempranas. Fundamentalmente se debe a dos razones: un episodio de heladas, que en general ha reducido los trabajos de aclarado de los árboles, pero especialmente por las intensas lluvias que han provocado la rotura de la piel de muchos frutos, el conocido efecto craking, haciendo que no se pueda comercializar. En general, se estima que la caída de la oferta de estas primeras cerezas, las que suelen registrar los mejores precios dada su precocidad en los mercados, puede situarse en un promedio del 50%, según estima Josep Maria Geli, de Fruites Geli de La Granja d’Escarp. Los tres días de lluvias continuadas con más de 20 litros por metro cuadrado se registraron en el peor momento para estas variedades tempranas.
El sector espera ahora que el mercado responda con una demanda acorde a la oferta y se puedan registrar precios adecuados, teniendo en cuenta que estamos hablando de una fruta con elevados costes de producción. Sus costes se cifran en más de un euro el kilo, según calcula Geli. Teniendo en cuenta las noticias que apuntan a un buen desarrollo de estas últimas semanas de la campaña de fruta de invierno (manzanas y peras), los fruticultores confían en que el consumidor apueste también por la fruta de temporada, con las primeras especies de hueso cultivadas en Lleida. La cereza debe dar paso en las próximas semanas al albaricoque y, después, melocotones y nectarinas.
Con todo, Geli repite la gran preocupación de los agricultores de esta campaña: los efectos que puede tener la pandemia y la lucha contra el coronavirus en su desarrollo (ver más información en la página 7).
En este sentido, explica las dificultades que ha tenido para cubrir las necesidades de mano de obra, al no poder llegar a Lleida personal de Rumanía, por ejemplo, dado que no pueden hacerlo por tierra ante el cierre de fronteras ni conseguir vuelos. Teme en especial problemas en puntas de trabajo.
