Las protestas por la muerte de Floyd y contra la violencia policial en EEUU se intensifican

La alcaldía de Mineápolis, en Estados Unidos, prohibió ayer a la policía utilizar la técnica de estrangulamiento para inmovilizar a los detenidos tras la muerte a finales de mayo del afroamericano George Floyd después de que un policía lo inmovilizara aplastándole el cuello con su rodilla durante casi 10 minutos impidiéndole respirar. Y es que según un estudio realizado por la cadena estadounidense CNN, casi dos tercios de las personas a las que la Policía de Minéapolis ha inmovilizado por el cuello desde 2012, un total de 428, eran de raza negra. Asimismo, Nueva York anunció que hará lo propio en su estado.

Mientras, los manifestantes volvieron a tomar las calles de las principales ciudades norteamericanas por duodécimo día consecutivo, aunque con un ambiente más pacífico que en las jornadas previas. En Washington, la capital del país, la alcaldía, que ya pidió al presidente Donal Trump la retirada de todos los efectivos federales desplegados en la ciudad, cambió el nombre de la calle que lleva hacia la Casa Blanca al del movimiento antirracista que se ha hecho viral en redes sociales “Black Lives Matter” (Las visdas negras importan), nombre que pintaron con grandes letras amarillas en la calzada como muestra de apoyo a las protestas. En Georgia, tras varias jornadas de violencia desmedida, miembros de la Guardia Nacional decidieron unirse a los manifestantes que bailaban “La Macarena”, dando una necesaria muestra de unión entre civiles y fuerzas de seguridad. No obstante, pese a imágenes como esas, los constantes vídeos sobre los abusos de los cuerpos y fuerzas de seguridad durante las manifestaciones han abierto el debate sobre las tácticas policiales en el país. En ciudades como Los Ángeles ya se han anunciado importantes recortes presupuestarios para sus policías locales, mientras que los distritos escolares de ciudades como Denver, Portland y la propia Mineápolis han cortado sus contratos de seguridad con los departamentos policiales.

Por otra parte, los 57 miembros de la unidad antidisturbios de la Policía de Búfalo, ciudad del norte del estado de Nueva York, renunciaron ayer a sus cargos después de que dos de sus compañeros fueran suspendidos sin sueldo por empujar al suelo y herir de gravedad a un hombre de 75 años.

Pese a las revueltas que azotan desde hace días las calles estadounidenses, el presidente, Donald Trump, consideró que el crecimiento económico acabará con las tensiones raciales en Estados Unidos y, como en los últimos días, no aludió a ningún cambio o iniciativa para remediar las desigualdades estructurales del país o el problema de la violencia policial hacia la población negra.

“No puedo respirar”, un himno que se extiende por todo el mundo Las protestas contra el racismo y la violencia policial por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Mineápolis se han extendido por las principales capitales mundiales bajo consignas como “no puedo respirar”, las últimas palabras del hombre, o el lema “Black Lives Matter”. En Canadá, el primer ministro Justin Trudeu se unió a la manifestación pacífica convocada en la capital, Ottawa, donde se arrodilló junto a las decenas de manifestantes. En Sídney miles de personas participaron en una marcha, a pesar de que esta fue prohibida por el Gobierno, en la que reclamaron justicia para Floyd y para los aborígenes de ese país que han fallecido bajo custodia policial. Estas protestas antirracistas se repitieron también en Reino Unido y Francia, donde se recordó el caso de Adama Traoré, un hombre negro que murió tras ser detenido en 2016.