La borrasca Álex barre el Cantábrico y causa muertes en Francia e Italia

Muertos, desaparecidos, crecidas de ríos, corrimientos de tierras y fuertes ventiscas. Éste es el balance que dejó ayer la borrasca Álex a su paso por Francia, Italia y las comunidades del área cantábrica. Aunque la primera “ciclogénesis explosiva” importante de este otoño ya se ha debilitado, ocho autonomías se mantuvieron ayer en alerta. En España, provocó olas de hasta nueve metros y temporal marítimo en el Cantábrico. En Catalunya y en las Baleares se registraron fuertes rachas de viento. No obstante, la más intensa se detectó en el cabo vizcaíno de Matxitxako y alcanzó los 133 kilómetros por hora.

Con todo, la peor parte del temporal se la llevaron Francia e Italia. En el departamento galo de los Alpes Marítimos, desaparecieron ocho personas, dos de ellas bomberos, debido a las fuertes precipitaciones. Y es que en esta zona cercana a Niza cayeron en diez horas unos 500 litros por metro cuadrado, que es toda la lluvia que suele precipitar en un año entero. “Nos enfrentamos a un desastre que nunca había visto antes”, manifestó el alcalde de Niza, Christian Estrosi. Entretanto, miles de hogares se quedaron sin electricidad. Los efectos de Álex también se notaron en la Bretaña francesa, con rachas de viento de hasta 186 kilómetros por hora. Mientras, en Italia, once personas permanecen desaparecidas y una ha muerto. La víctima mortal es un bombero voluntario de 53 años que perdió la vida en Arnad, en la región de Aosta, al caerle encima un árbol mientras ayudaba a despejar la zona de vegetación. Entre los desaparecidos se encuentran tres voluntarios de una cooperativa de Cuneo que viajaban a bordo de una furgoneta en Val Roya, y otro es un pastor que fue arrastrado por un torrente. Además, en la zona de Valle Gesso, en Piamonte, se está buscando a seis excursionistas alemanes de los que no se tienen noticias. También se desconoce el paradero en Valsesia de un joven que circulaba por un carretera que se ha derrumbado. “En algunas zonas no se veía nada igual desde las inundaciones de 1994”, admitió presidente de la región del Piamonte, Alberto Cirio, que instó al Gobierno italiano a decretar el estado de emergencia.