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Estados Unidos celebra hoy sus elecciones con una gran participación y tensión en el país

Trump espera volver a dar la sorpresa para ser reelegido y contradecir las encuestas que dan por vencedor a Biden || El FBI investiga acciones de seguidores del republicano contra la casa del líder demócrata

Vista de votantes participando en una jornada de voto anticipado en Houston, Texas.

Vista de votantes participando en una jornada de voto anticipado en Houston, Texas.EFE/AARON M. SPRECHER

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A un día de las elecciones del hoy martes, la campaña electoral de EEUU elevó un grado más la tensión entre el candidato republicano, Donald Trump, y el candidato demócrata, Joe Biden, debido a varias acciones realizadas por simpatizantes de Trump, mientras que la participación continúa disparada.

Biden aseguró que decenas de partidarios del presidente rodearon su casa en Delaware con vehículos todoterreno, mientras que el FBI ha comenzado una investigación contra un grupo de simpatizantes del presidente que rodearon a un autobús de la campaña de Biden en la carretera mientras estaba en marcha.

La participación anticipada está marcando registros históricos acercándose a los 100 millones de votos

El demócrata se enfrenta a la jornada electoral con una ventaja holgada en las encuestas, sin embargo, desde su campaña se ha intentando evitar el conformismo para impedir que ocurra lo que pasó en 2016, cuando la candidata demócrata Hillary Clinton llegó con ventaja a la velada electoral y fue derrotada por Donald Trump.

La participación anticipada de las elecciones está marcando registros históricos debido a la prevención ante la pandemia y, si continúa a este ritmo, más de 100 millones de votos habrán sido emitidos antes de la jornada electoral de hoy.

En estados como Texas, ya habían votado hasta este lunes más personas que en las elecciones que enfrentaron a Hillary Clinton y Donald Trump.

Precisamente, en este estado, el Tribunal Supremo desestimó una demanda del Partido Republicano para que se invalidaran 127.000 votos emitidos por adelantado en la ciudad de Houston por haberse realizado en un formato que permitía a los ciudadanos votar desde el coche.

Tras unas primeras declaraciones en las que reclamaba que el resultado de las elecciones debía conocerse en la propia noche electoral, Trump reculó y aseguró que esperará a que se cuenten los votos antes de reclamar la victoria en caso de ser el más votado.

La noche del 8 de noviembre de 2016, contra todos los pronósticos, un magnate reconvertido a político obtuvo las llaves de la Casa Blanca. Cuatro años después, y con los sondeos de nuevo en contra, el presidente Donald Trump vuelve a enfrentarse a su gran reto, en esta ocasión con el aval de un primer mandato en el que ha seguido rompiendo todo tipo de esquemas.

Por su parte, Biden llega a la cumbre de su carrera política más tarde de lo que le habría gustado y con una dilatada experiencia política después de haber estado ocho años a la sombra de Barack Obama como un fiel vicepresidente sin apenas escándalos.

Si sale elegido, será el segundo católico que llega a la Presidencia; el anterior fue John F. Kennedy en 1960.

Un puñado de estados, claves para el cambio de presidente

La demografía de Estados Unidos cambia y, a la vez, irrumpen en la lista de estados claves, aquellos que decidirán las elecciones, algunos que hasta hace poco eran considerados territorios seguros: Pensilvania, Michigan e, incluso, Texas podrían abandonar a los republicanos.

El sistema electoral estadounidense se basa en un cuerpo de 538 compromisarios que se eligen en los estados en función de su población, conocido como Colegio Electoral. El candidato ganador en cada estado, aunque sea por un solo voto, se lleva todos sus compromisarios y necesita 270 para llegar a la Casa Blanca. La mayoría de estados están decididos antes de las elecciones ya sea por los márgenes que indican las encuestas o por su histórico electoral. Es el caso de California para los demócratas o Tennessee para los republicanos. Pero la suma de los estados decididos por lado y lado no llega a los 270.

Es ahí dónde entran los estados clave, un selecto club de apenas una decena que fluctúan elección tras elección, aunque no siempre son los mismos, en los que los candidatos dedican todos sus esfuerzos durante la campaña y en los que todos los ojos están puestos en la noche electoral. En 2016, el entonces candidato republicano, Donald Trump, ganó Michigan y Pensilvania por un estrecho margen y rompió así el tradicional muro azul (demócrata) instalado en el “cinturón de óxido” del Medio Oeste, y con ello logró la llave de la Casa Blanca. Este año, ambos estados vuelven a estar en disputa como lo demuestran las paradas en medio de los frenéticos viajes de Trump y su rival demócrata, Joe Biden.

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