TERRORISMO ANIVERSARIO
Veinte años sin el diálogo de Lluch
ETA le asesinó hace dos décadas y provocó el rechazo unánime y una manifestación histórica en Barcelona || Los socialistas recuerdan la figura del político, “profundamente catalanista”
El socialismo recordó ayer los 20 años sin Ernest Lluch, asesinado por ETA el 21 de noviembre de 2000. “Lluch era una persona profundamente catalanista y siempre abierta al diálogo”, dijo el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en un acto telemático y en conversación con una de las hijas del político catalán, Eulalia Lluch, desde Maià de Montcal.
El 21 de noviembre de 2000, dos etarras mataron de dos disparos en la nuca al que había sido ministro de Sanidad. Dos tiros que le sorprendieron dejando su coche en el garaje de su casa cuando llegaba de dar clases en la Universitat de Barcelona, su gran pasión. Su cuerpo, tirado entre los vehículos, no fue hallado hasta dos horas después. ETA intentó justificar el crimen asegurando que era “un ministro del GAL”. Tras el asesinato, los etarras hicieron explosionar el coche en el que viajaban cerca de la casa de Lluch, en L’Hospitalet de Llobregat.
Ernest Lluch nació en Vilassar de Mar en 1937 y fue una persona comprometida con la lucha democrática, además de mantener una vinculación especial con el País Vasco. Se doctoró en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona. Fue detenido en diversas ocasiones durante el régimen franquista por su actividad en favor de las libertades. En las elecciones de 1975, consiguió ser diputado por el PSC, del que fue portavoz en el Congreso en 1980. Ministro de Sanidad de 1982 a 1983 con el primer Gobierno socialista, creó el primer Plan Nacional contra la Droga. Además de volcarse en la ensañanza, Lluch escribió varias obras, la mayoría de índole económica, y muy próximo a Lleida, cuya agricultura volcó en La regió fruitera de Lleida (1970).
Su asesinato marcó un antes y un después, y se tradujo en un rechazo unánime a ETA en Catalunya, que se plasmó en una de las manifestaciones más multitudinarias que había registrado Barcelona hasta ese momento, con alrededor de un millón de personas.
La periodista Gemma Nierga fue la encargada de leer un manifiesto final y pronunció la famosa frase: “Estoy convencida de que Ernest hasta con la persona que le mató hubiera intentado dialogar. Ustedes los políticos, que pueden, dialoguen, por favor”.