POLÍTICA 14-F
La CUP, PDeCat y 'comuns' rechazan la oferta de gobernar con Esquerra
Lanzada por Aragonès si ERC gana las elecciones del 14-F || Los tres partidos discrepan de los objetivos políticos y las formas de las demás formaciones
Los comuns, el PDeCat y la CUP declinaron ayer la propuesta lanzada por el vicepresidente de la Generalitat y candidato de ERC a las elecciones, Pere Aragonès, de formar, si gana las elecciones del próximos 14 de febrero, un Govern con JxCat, el PDeCat, la CUP y los comuns.
La presidenta de los morados en el Parlament y candidata a las elecciones, Jéssica Albiach, aseguró que su formación “no formará nunca parte de un gobierno que incluya a JxCat y el PDeCat” porque, según su criterio, lo que “Catalunya necesita un gobierno de izquierdas” para no cometer los mismos errores de los últimos años.
Por su parte, la candidata del PDeCat, Àngels Chacón, consideró “inapropiada” y “muy difícil” de sacar adelante la propuesta de Aragonès. En este sentido, apuntó que lo único que les une con algunos de los partidos que propone el republicano para formar gobierno es que son independentistas y que apoyan el derecho a decidir. No obstante, aseguró que hay “diferencias insalvables” que tienen que ver con el modelo de país. “El PDeCAT no somos un partido de izquierdas ni radical ni que escape de la gestión del día a día”, aseveró en referencia a la CUP.
La candidata del partido anticapitalista también le dio el portazo al llamamiento de Aragonès, afirmando que en la CUP no hacen “quinielas de partidos”, sino que hablan de “proyecto”.
Desde JxCat, que no entraron a valorar la propuesta de su actual socio en el Govern, su vicepresidenta, Elsa Artadi, defendió que la “única garantía de tener un Govern independentista” es que su partido gane los comicios, porque sólo trabajarán y apoyarán esta opción.
Mientras, la exconsellera Dolors Bassa apuntó que ERC “tiene la obligación” de, tras el 14-F, gobernar junto a JxCat, porque ambas formaciones deben de entender que tienen que avanzar juntas hacia la independencia, porque el “enemigo no se encuentra dentro del movimiento soberanista”, sino fuera.