Tormenta política por la 'rave' ilegal de Llinars, que duró más de 40 horas

Tormenta política por la rave de Llinars del Vallès. Los Mossos d’Esquadra desalojaron ayer la multitudinaria fiesta ilegal que se celebraba en una nave abandonada de desde la noche de Fin de Año y que había congregado a más de 300 participantes que no llevaban mascarilla ni respetaban las distancias de seguridad. Durante el operativo los agentes detuvieron a los dos responsables de la rave, una chica holandesa de 29 años y un chico de Tarragona de 22, que pasarán en las próximas horas a disposición judicial acusados de desobediencia y resistencia a la autoridad, y se enfrentan a una sanción de hasta 600.000 euros por incumplir la normativa anticovid. Otras cinco personas fueron imputadas por su vinculación con la organización del evento y además se identificó y denunció a 215 asistentes, la mitad extranjeros, que se exponen a multas de hasta 3.000 euros. Paralelamente, la conselleria de Interior elevó una consulta a la Fiscalía por si los hechos pueden constituir un delito contra la salud pública.

El hecho de que se tardara casi dos días en desalojar la nave fue criticado por, partidos, expertos sanitarios y empresarios del ocio nocturno, entre otros, y generó nuevas fricciones entre los responsables de los departamentos de Salud e Interior, liderados por Alba Vergés (ERC) y Miquel Sàmper (JxCat), respectivamente. Según Interior la policía no actuó antes por que no contaba con los agentes suficientes para encarar una situación tan “compleja” y defendieron que estaban a la espera de que Salud informara del que protocolo a seguir, teniendo en cuenta que los asistentes iban sin mascarilla y no respetaron las distancias. Salud, molesta, aseguró que fue clara al pedir que se desalojara la fiesta cuanto antes y se identificara a los asistentes y criticó que nunca antes se le había pedido un protocolo para actuar.

Ante esto y tras una reunión de urgencia el vicepresident, Pere Aragonès, afirmó que revisará con Interior cómo se han desarrollado los hechos para evitar situaciones similares. Por la tarde, el conseller Sàmper y el major Trapero comparecieron para defender la actuación policial, hecha con “criterios sanitarios” y negaron que hubiera “permisividad”.

Tensión durante una intervención en una fiesta con 2.500 asistentes La Policía francesa desalojó ayer una fiesta de Año Nuevo en la localidad de Rennes, en el noroeste del país, tras amonestar a más de 450 de sus 2.500 participantes por incumplir la normativa de protección de coronavirus. El jueves por la noche los gendarmes intentaron en vano evitar el evento y se enfrentaron a la violenta hostilidad de muchos participantes. Según explicó la prefectura de Ille-et-Vilaine durante estos enfrentamientos “un vehículo policial fue incendiado, otros tres dañados y algunos agentes acabaron heridos por piedras y botellazos”. Asimismo explicó que durante esa noche se celebraron al menos 100 fiestas multitudinarias.