TRIBUNALES
La madre y la hija acusadas de no respetar el perímetro de la casa de Pablo Iglesias serán juzgadas el próximo jueves
El Juzgado de lo Penal número 17 de Madrid juzgará el próximo jueves a una madre y a su hija por no respetar el perímetro de seguridad que la Guardia Civil había colocado en la vivienda de Galapagar donde residen el vicepresidente segundo del Gobierno, Pab
El Juzgado de lo Penal número 17 de Madrid juzgará el próximo jueves a una madre y a su hija por no respetar el perímetro de seguridad que la Guardia Civil había colocado en la vivienda de Galapagar donde residen el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, han informado a Europa Press fuentes jurídicas.
El juicio iba a celebrarse el pasado noviembre pero finalmente se aplazó al cambiar de letrado las acusadas. Ya hay nueva fecha y será el próximo jueves a las 10.00 horas en los juzgados situados en Julián Camarillo.
La Fiscalía imputa a la madre la presunta comisión de un delito de desobediencia y a la hija, un delito de atentado contra agentes de la autoridad y otro leve de maltrato de obra. Se solicita un año de prisión para A.I.Q.D. y otros seis meses para su madre A.D.B.
Las dos acusadas, según el relato de la Fiscalía en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, acudieron sobre las 17.30 horas del pasado 30 de octubre de 2020 a las inmediaciones de la zona donde tienen su residencia Iglesias y Montero.
Así, cuando agentes de la Guardia Civil, "uniformados y debidamente identificados", se disponían a establecer el perímetro de seguridad ambas mujeres "mantuvieron una actitud de absoluto desprecio a la labor de los agentes, impidiéndoles el cumplimiento de la función encomendada, desobedeciendo de forma reiterada las indicaciones claras que los mismos les daban, en relación a que retrocedieran en la vía pública y despejaran el perímetro de seguridad".
Pese a las advertencias, la Fiscalía argumenta que, "lejos de deponer su actitud", madre e hija persistieron en su comportamiento "haciendo caso omiso a los reiterados requerimientos que los agentes les realizaban".
De hecho, se aproximaron a los agentes gritándoles a escasos centímetros de sus rostros, "prescindiendo del uso de la preceptivas mascarillas" e incluso les propinaron golpes con las manos en el pecho "motivo por el cual, los agentes, tras informarles de las consecuencias legales de su comportamiento, comenzaron a avanzar con los brazos extendidos, empleando la mínima fuerza indispensable para desplazarlas y conseguir finalmente que despejaran la zona".
Sin embargo, en un momento dado, A. I. Q. D. trató de acceder de nuevo a la zona de seguridad "con la intención de aproximarse a la vivienda".
Allí fue interceptada por un agente "quien le cortó el paso, cayendo ésta al suelo, momento en que la misma, al tiempo que le decía "hijo de puta", intentó agredir con el bolso al agente en el rostro, golpe que éste esquivó, tras lo cual, la acusada le lanzó patadas que impactaron en las botas y tibias del citado agente, sin causar lesión alguna".