La Covid, solo como decorado

La Covid-19 ha condicionado cada aspecto de las elecciones del 14-F. La misma fecha de la votación ha sido objeto de litigio, y los partidos han tenido que diseñar una campaña electoral basada en internet.

Vídeos en streaming y mensajes en las redes sociales han desbancado a mitines y peticiones de voto en los mercados, en las calles y llamando a las puertas de las casas. De estrechar manos y besar niños, mejor ni hablemos.

Frente al enorme peso que ha tenido la pandemia en todo el proceso electoral, el debate sobre cómo gestionarla ha ocupado un espacio comparativamente pequeño en el discurso de los candidatos. El coronavirus ha estado en boca de todos, pero casi siempre como telón de fondo, como un nuevo decorado en una obra de teatro estrenada hace mucho tiempo.

Las candidaturas que siempre han exigido más dinero para la Generalitat lo han seguido haciendo, aunque esta vez para afrontar la crisis sanitaria. Los que ya venían cuestionando las políticas de normalización lingüística exigen ahora emplear cada euro que se destina al catalán para combatir la pandemia.

También se ha hablado del coronavirus para pedir al electorado que el temor no le impida votar. En una campaña en que el independentismo ha mostrado cualquier cosa salvo unidad, los partidos soberanistas solo han estado de acuerdo en dos cuestiones.

Una es el llamamiento a que “ningún voto independentista se quede en casa”, ante el temor a perder la mayoría parlamentaria. El otro es excluir al PSC de cualquier negociación para formar el futuro Govern.

El ascenso del PSC en las encuestas con Salvador Illa como presidenciable ha provocado un inesperado giro de guion en la campaña. CS y PP han invocado el recuerdo de los Governs tripartitos para reivindicarse como voto útil para echar a las fuerzas independentistas de la Generalitat. También lo han hecho Junts y PDeCAT, aunque en su caso fue para erigirse como garantía de un Executiu sin “partidos del 155”.

Al margen de partidos, la Justicia ha tenido una vez más un enorme peso en campaña. Desde el rechazo a aplazar las elecciones a mayo, como pretendía la Generalitat, hasta la inhabilitación del conseller responsable de los comicios, Bernat Solé, pasando por la retirada de lazos, esteladas y pancartas.