PROTESTAS
La violencia vuelve a Barcelona
La violencia volvió ayer a las calles de Barcelona durante las protestas para exigir la liberación del rapero leridano Pablo Hasél, que ingresó en prisión el pasado 16 de febrero.
Tras un par de días de calma, lo que se inició como una masiva manifestación pacífica acabó derivando una noche más en disturbios. Una parte del grupo que participaba en la marcha por el centro de la ciudad acabó dirigiéndose a Les Rambles donde se enfrentaron y tiraron piedras, botellas e incluso bengalas contra el cordón policial formado por Mossos d’Esquadra y agentes de la Guardia Urbana; destrozaron entidades bancarias y cajeros automáticos; rompieron los escaparates y saquearon diversas tiendas; y hasta prendieron fuego a un furgón de la policía local. Dentro del vehículo había un agente de los mossos que por suerte pudo salir sin resultar herido.
Durante las protestas, una veintena de personas atacaron también la comisaria que la Guardia Urbana tiene en Les Rambles, contra la que tiraron piedras y diversos objetos incendiarios. Los actos violentos también se trasladaron a otras zonas como el barrio del Raval o la plaza Catalunya.
La noche acabó con trece detenidos, tres relacionados con robos y diez por episodios violentos y desordenes públicos. Según la policía catalana durante esta nueva jornada de protesta pudo detectar al menos unas 250 o 300 personas en actitud violenta que actuaban en grupos de 15 o 20 personas y que no comparten perfil con los cientos de personas que salen a manifestarse de manera pacífica.
Por su parte, el Servicio de Emergencias Médicas atendió por lesiones leves a cuatro personas.
Manifestaciones sin incidentes graves en Tarragona y Girona Unas 200 personas se manifestaron ayer por las calles de Tarragona a favor de la libertad de expresión y para exigir la libertad de una joven de Reus detenido en Granada sin incidentes. En Girona, donde ya por la mañana un grupo de 60 personas cortaron la AP-7 durante un par de horas, medio millar de manifestantes salieron a la calle en defensa de la libertad de expresión y por el derecho a la autodeteminación. En Lleida se concentraron unas 300 personas.