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“Nadie estaba preparado”

El jefe de la planta Covid de Arnau admite que pensaron que esta pandemia sería como la de la gripe A || tuvieron que “innovar” al no poder esperar a los avances científicos

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Viví en primera persona la pandemia de gripe A,que no se extendió tanto ni tan rápido, y pensaba que esta sería como máximo igual. Arnau de Vilanova y el Hospital Santa Maria no estaban preparados. Nadie no estaba preparado para eso, pero hemos sido|estado capaces de hacer frente.

Quizás no teníamos la infraestructura, pero sí la capacidad de crear nuevas maneras de funcionar para salir del paso.

"El doctor José Luis Morales-Rull, responsable de la planta Covid de Arnau, resume así su impresión sobre el primer año de pandemia. Remarca que ha sido “un año duro, un reto logístico que ha puesto a prueba el sistema sanitario y la sociedad”, y recuerda que al inicio reinaba la “incertidumbre”.

“Primero cada hospital hacía lo que le parecía y compartíamos información, pero no entreveíamos|vislumbrábamos la solución.”

Ahora, después de cuatro olas|oleadas, una más que el resto de Cataluña, el abordaje de la enfermedad ha cambiado. “Lo que estamos haciendo mucho es el apoyo|soporte ventilatori antes de que el enfermo vaya al UCI. Ha sido uno de los puntos clave”, destaca, y añade que “más que tratamientos diferentes ha cambiado la manera de administrarlos y somos más organizados, lo cual permite ver qué funciona y qué dejar de lado”.

Además, apunta que “en Lérida estamos haciendo ensayos clínicos con algunas nuevas moléculas e inmunoglobulinas”. Morales afirma que la caída muy importante de contagios en residencias a raíz de|junto a la vacuna “nos da esperanza que se extienda a toda la población”, pero reconoce que están “nerviosos” por|para las consecuencias de las nuevas variantes del virus. También subraya que el personal sanitario está muy cansado.

Parece que aguantas, pero cuando estás de descanso, la incorporación cada vez cuesta más. Cuando baja el nivel de adrenalina de estar en primera fila, cuesta volver, y eso es signo de cansancio. Que haya pasado un año y continuemos con el problema, psicológicamente, paso factura,” recalca.

“Los primeros momentos fueron muy duros porque los enfermos se agravaban muy rápido y no teníamos capacidad de respuesta. El punto de inflexión fue final mayo y en junio, cuando teníamos las cosas más claras sobre cómo organizarnos y tocaba el descanso, pero nos brotó la nueva ola|oleada. Fue satisfactorio ver que el plan|plano de contingencia que habíamos previsto para octubre funcionó, porque contuvimos ingresos en intensivos, y la situación estuvo grave, pero controlada. Después vino otra ola|oleada y el actual, que parece de bajada, pero continuamos tensos porque vemos que no ha acabado,” señala.

Asimismo, señala que “hemos tenido suerte de poder tener mucha continuidad y comunicación entre Primària y hospital y entre la hospitalización e intensivos, que nos ayuda a acompañar al enfermo en todo momento sin que haya paréntesis que pueden llevarlo|traer a una mala evolución”.

Morales asegura que el mensaje positivo es “que se tiene que trabajar de manera multidisciplinar, que el trabajo en equipo nos ha permitido sacar adelante, y sobre todo, la necesidad de innovar ante la incertidumbre.”

Por otra parte, “hemos tenido que tomar decisiones que no sabíamos si serían acertadas, tener la valentía de hacer una cosa nueva que sabemos que puede fallar, pensando que si no funciona salimos atrás y si sí, vamos adelante. Nos ha sacado de la zona de confort. Todo este aprendizaje lo tendremos que aplicar en el futuro en otras enfermedades. Los avances científicos llegan, pero no podemos esperar a uno o dos años, tenemos que dar un paso, porque no hacerlo significa fracasar,” concluye.

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