El desastre nuclear sigue azotando a Fukushima una década después

Japón conmemoró ayer el décimo aniversario del terremoto y del tsunami que el 11 de marzo de 2011 asolaron el noroeste del país dejando más de 18.000 muertos o desaparecidos y causando el segundo peor accidente nuclear de la historia (tras el de Chernóbil), el de la central de Fukushima Daiichi.

En todo el archipiélago se guardó un minuto de silencio a las 14:46, la hora exacta a la que se desencadenó el peor temblor registrado hasta la fecha en el país, de 9.1 grados en la escala de Richter. En una solemne ceremonia celebrada en el Teatro Nacional de Tokio a la que asistieron los emperadores, Naruhito y Masako y una veintena de familiares de víctimas, el primer ministro, Yoshihide Suga, pidió “no olvidarse nunca de las lecciones de esta grave crisis”.

Y es que una década después del suceso, los trabajos de desmantelamiento y descontaminación de la planta continúan en fase inicial, mientras que más de 36.000 personas que fueron evacuadas todavía no han vuelto a sus viviendas y muchos han sufrido problemas de salud tanto psicológicos como físicos. Según las previsiones del Gobierno nipón todavía deberán pasar 30 o 40 años antes de que la zona se acabe de limpiar, pero no tiene una solución definitiva para los 1,2 millones de metros cúbicos de agua contaminada que durante estos años se han utilizado para refrigerar los núcleos fundidos de los reactores y evitar una catástrofe mayor.

Asimismo la desconfianza que aún existe respecto a la “aldea nuclear” hace que aún varios países tengan impuestas restricciones a la importación de productos alimenticios producidos en Fukushima.