CONFLICTO DIPLOMACIA
Chequia acusa a agentes rusos de volar un depósito de armas hace siete años
Alertan de la precaria salud de Navalni
La frontera oriental de Europa está experimentando una escalada de tensión en las últimas semanas a la que ayer se sumó la expulsión de 18 diplomáticos rusos de la República Checa después de que las autoridades de este país centroeuropeo acusaran a agentes rusos de haber provocado una explosión en un depósito de armas en 2014. El suceso, que mató a dos personas, habría sido obra, entre otros, de los dos espías del Kremlin que, supuestamente, envenenaron en territorio británico a Sergei Skripal, antiguo espía ruso.
Como respuesta, Rusia convocó al embajador checo, y se espera que responda con la expulsión de diplomáticos. Mientras tanto, la situación en el este de Ucrania se sigue deteriorando, y cuatro buques de guerra rusos han pasado del mar Egeo al mar Negro en los últimos dos días.
En paralelo, Reino Unido dijo ayer que enviará buques de guerra a la zona y los ministros de Exteriores de los Veintisiete se verán hoy con su homólogo ucraniano para abordar la crisis.
En paralelo, después de tres semana en huelga de hambre, la salud del opositor Alexei Navalni es precaria, y tuvo que ser ingresado ayer en la enfermería de la cárcel en la que se encuentra recluido desde hace unos meses. Navalni, que sobrevivió a un envenenamiento, regresó a Rusia desde Alemania tras acabar de recuperarse y, nada más poner un pie en el país, fue detenido.
Así las cosas, el asesor de Seguridad Nacional de La Casa Blanca, Jake Sullivan, avisó a las autoridades rusas de que se expondrán a “consecuencias” si Navalni muere. Igualmente, el leridano Josep Borrell, jefe de la diplomacia comunitaria, exigió a Rusia que permita a Navalni ser tratado por médicos de su confianza.
“Les pediremos cuentas de lo contrario”, añadió.