CULTURA
"Sweat": El producto que vende una 'influencer' de fitnes es su propio cuerpo
La debutante Magdalena Kolesnik presta su cincelado cuerpo y la inocencia de sus limpísimos ojos azules a la 'influencer' polaca del fitnes Sywlvia Zajac, protagonista de la película "Sweat", que dirige Magnus Von Horn, donde se muestra un curioso retrato de las redes sociales, sin que se juzguen ni se valoren.
Pero el espectador no debe esperar el reflejo de una "celebrity" vulgar. Es importante que Zajac "no sea demasiado vociferante, ni excesiva, para no despertar envidias que alejen a los seguidores; en realidad, en el fondo -reflexiona Kolesnik-, esta forma de mostrarse tiene que ver con el capitalismo y el hecho de que tu cuerpo es tu trabajo y el producto que vendes, tú misma".
Fue un esfuerzo enorme transformar ese cuerpo, de natural flaco, "en uno que pareciera el de una entrenadora, casi un año y medio de modelación, con pesas, día tras día", señala Kolesnik en una entrevista con Efe en Madrid, donde anoche acudió, junto al director Von Horn, al primer pase de la cinta en una sala comercial. Un estreno que la pandemia hurtó al público y que, por fin, podrá ver en salas a partir del próximo viernes.
La película sigue durante tres días a esta 'influencer' de la vida sana y el fitnes que tiene más de 600.000 seguidores en las redes sociales a los que da consejos en cientos de vídeos que "postea" cada día; 'followers' que siguen casi al minuto su día a día, patrocinado desde el desayuno al amanecer, a la ropa deportiva de marca que utiliza en sus puestas en escena en centros comerciales.
Es una veinteañera perfecta en lo físico, feliz ante la cámara las 24 horas del día, trabajadora incansable, acostumbrada a baños de masas, pero la persona más sola del mundo cuando llega a su casa y solo la recibe su perrito, también famoso y con su propio hastag. "Sweat" (sudar) es el título de su programa de entrenamiento.
La cámara de Van Horn sigue obsesivamente el rostro y el cuerpo de Sywlvia y sus perfectamente maquillados ojos transparentes, neutros, y su sonrisa de blanquísima dentadura, para sacar más partido a la enorme sensación de fracaso emocional que transmite. En uno de sus miles de vídeos, Sywlvia confiesa entre (falsas) lágrimas que querría tener alguien con quién compartir su vida.
Y mientras el espectador contempla este frágil personaje, Von Horn sitúa a la joven frente a su familia -su madre-, símbolo de los otros millones de personas a los que no les importa lo más mínimo la vida de un famoso, y a un seguidor que la acosa y se masturba en su coche cuando ella sale a sacar a su perro.
Un hombre que la incomoda, y al que aborrece, pero que en su subconsciente, explica la artista, "sabe que son como espejos y algo dentro de ella la empuja hacia él, porque no son tan distintos, a los dos les falta cariño, aunque no lo quiera admitir", dice Kolesnik.
"Ella no es consciente del cambio que se está produciendo en su interior", explica el director; el acosador y la madre están llamados a hacer reflexionar a Sywlvia, y a lo largo de la película, "ambos se intercambiarán".
"Pensé mucho en la soledad, en estar sola, pero no solo como estado mental, sino como algo normal en la vida, no como enfermedad, sino que uno puede estar solo y a la vez no ser vulnerable, y al revés. No todo el mundo encuentra a su 'media naranja' para formar una familia, o tener un grupo de amigos; si lo tienes, genial, pero si no, no pasa nada", se expresa la actriz.
Magnus Von Horn (Gotemburgo, 1983) apostilla que "lo que pasa es que la sociedad actual nos plantea la soledad como una especie de tabú. Por eso en la película intentamos provocar con ese concepto".
Reconoce que mantiene una relación difícil con las redes, aunque precisa que él es "pasivo"; Kolesnik prefiere quedarse con las posibilidades de comunicación que abren a los jóvenes como medio de protestar, de informarse o de expresarse políticamente en un país con un gobierno extremadamente conservador como el suyo.
"En situaciones así, las redes son muy útiles, lo vimos en la primavera árabe y ahora lo vemos con el covid: no siempre se tienen fuerzas para ir a una protesta pero puedes participar, levantar tu voz y protestar, desde tus redes sociales. Yo creo que funciona. Depende de cómo lo uses, puedes desperdiciar tu tiempo o puedes sacar provecho de cada cosita que encuentres en internet".