TRAGEDIA AÉREA INVESTIGACIÓN
Arranca en Países Bajos el juicio por el derribo de un avión en Ucrania
En el aparato de Malaysia Airlines, abatido presuntamente por un misil ruso, fallecieron 298 personas en 2014 || Tres rusos y un ucraniano, acusados de asesinato
Los jueces neerlandeses comenzaron ayer la vista oral del caso de la tragedia del MH17, un proceso contra cuatro sospechosos por su presunto papel en la muerte de los 298 pasajeros del avión de Malaysia Airlines derribado en julio de 2014 en Ucrania, tras más de un año de preparación del juicio.
Durante los próximos cuatro días, los jueces del Tribunal de Alta Seguridad, situado dentro del complejo judicial de Schiphol, examinarán con más detalle las pruebas contra los cuatro sospechosos y entrarán en el fondo del caso, resumido en un archivo de unas 40.000 páginas y después de 25 sesiones preparatorias desde el 9 de marzo del año pasado.
Ninguno de los inculpados está acusado de disparar o dar la orden de disparar al MH17, un asunto que aún sigue abierto para el Equipo de Investigación Conjunta (JIT, en inglés), que continúa sus pesquisas sobre lo ocurrido con el avión Boeing 777, que partió hace siete años desde el aeropuerto Schiphol en Ámsterdam con destino a Kuala Lampur.
La Fiscalía acusa de presunto “asesinato” a tres ciudadanos rusos Igor “Strelkov” Girkin, Serguéi Dubinsky y Oleg Pulátov, y un ucraniano, Leonid Kharchenko, pero el juicio se celebra principalmente en rebeldía, puesto que solo Pulátov reconoce este proceso judicial en Países Bajos, aunque no planea acudir personalmente, y está representado por un equipo de abogados neerlandeses.
Los jueces tendrán que decidir si el vuelo MH17 fue derribado con un misil Buk de fabricación rusa el 17 de julio de 2014 en el este de Ucrania, un hecho que la Fiscalía considera probado con suficientes evidencias, mientras que la Defensa de Pulátov ha abogado por exigir una investigación de otros escenarios.
La otra pregunta abierta es el lugar desde el que se disparó ese misil: la acusación defiende que el avión fue derribado desde un campo específico controlado por rebeldes prorrusos en el este de Ucrania, una teoría puesta en duda por la defensa, que argumenta que las conversaciones telefónicas intervenidas y usadas como prueba contienen mensajes propagandísticos para confundir a la otra parte del conflicto.