Sucesos
Enterrada en Hamburgo la superviviente de Auschwitz y activista antifascista Esther Bejarano
Esther Bejarano fue una de las últimas supervivientes de la Orquesta de Mujeres de Auschwitz || Hija de un hazzan de diferentes comunidades judías, su padre detectó su interés por la música y la animó a aprender a tocar el piano
La activista y superviviente del Holocausto alemana Esther Bejarano ha sido enterrada hoy en un acto con familiares, amigos y políticos alemanes en la ciudad de Hamburgo. Bejarano, quien lleva un apellido de origen sefardí por su marido, falleció el pasado 10 de julio en Hamburgo a los 96 años de edad tras una breve y grave enfermedad.
El funeral se ha celebrado en la capilla del cementerio judío de Ohlsdorf con escasos asistentes, entre ellos la presidenta del Parlamento de Hamburgo, Carola Veit; el alcalde de la ciudad, Peter Tschentscher, y la secretaria de Estado de Berlín, Sawsan Chebli. Cientos de personas más siguieron la ceremonia desde fuera del recinto a través de una transmisión.
Una enorme foto recordó a esta valiente mujer que luchó contra el extremismo de derecha y el racismo. En la capilla se podía ver el ataúd rodeado de velas encendidas y numerosas coronas de flores. "Con su excepcional compromiso, Esther Bejarano dio durante décadas importantes impulsos a la democracia, la cultura de la memoria y la igualdad de derechos en Alemania", ha destacado Tschentscher durante la ceremonia. "Honraremos su recuerdo y trabajaremos por seguir difundiendo su mensaje", ha añadido.
Veit ha subrayado: "Como superviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Ravensbrueck, brindó un importante trabajo educativo en escuelas y universidades".
El actor alemán Rolf Becker recordó a su amiga con lágrimas en los ojos. "No retroceder nunca. Esther nos dio el ejemplo", ha recordado el actor, de 86 años.
SUPERVIVIENTE DE AUSCHWITZ
Bejarano fue una de las últimas supervivientes de la orquesta de mujeres del campo de exterminio de Auschwitz. Emigró a Israel tras la Segunda Guerra Mundial, pero regresó años después a Alemania y dedicó su vida a la lucha contra el fascismo.
Hasta muy avanzada edad continuó realizando presentaciones en escuelas junto con la banda de hip-hop Microphone Mafia. "¿Quién actúa junto a una banda de raperos a la edad de 94 años?", se preguntaba riendo con orgullo en una entrevista hace dos años, convertida en una figura simbólica contra el olvido del horror nazi.
Bejarano nació en 1924 en Saarlouis, en el suroeste alemán, donde experimentó como judía el creciente antisemitismo ya durante su infancia. Siendo una adolescente fue enviada primero a un campo de trabajos forzados en Brandeburgo, antes de ser deportada al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau en 1943.
Allí comenzó a tocar en la orquesta femenina del campo. A pesar de que nunca antes había tenido un acordeón en la mano, logró dominar el instrumento y así pudo salvar su vida. "Me dije a mí misma: 'Tengo que lograrlo. De lo contrario, moriré'", relataba.
Bejarano fue testigo, entre otros horrores, de la selección de víctimas que hacía el médico Josef Mengele para sus crueles experimentos y de cómo se enviaba a la gente cada mañana a las cámaras de gas. Todos los días contaba con ser la siguiente. "No había día en que uno no tuviera miedo. Fue terrible", recordaba.
Más tarde fue trasladada al campo de concentración de Ravensbrück (Brandeburgo). Cuando el Ejército Rojo se aproximó, los nazis la obligaron a participar en una de las llamadas Marchas de la Muerte, durante la cual finalmente logró escapar. Solo después del final de la guerra se enteró de la muerte de sus padres y de su hermana.
Su padre creyó hasta el final que "los alemanes no permitirían que Hitler permaneciera en el poder por mucho tiempo", y por ello le resultaba intolerable ver hoy "que la gente no recobra el sentido común y que no ha aprendido nada de aquella época".
La superviviente consideraba que una de las razones para ello es la falta de información acerca de las atrocidades cometidas por el nacionalsocialismo y estaba convencida de que la mayoría de los criminales nazis pudo continuar con una vida normal tras la guerra.