Entre la negociación y la unilateralidad

Entre dos aguas se seguirá moviendo la política catalana el curso que viene.

De una parte, la vía de la negociación con el Estado, que es la preferida por ERC, a través de la mesa de diálogo y de las comisiones bilaterales. De otra, la unilateralidad, senda que ha encontrado más voces a favor entre las filas de JxCat.

La cita que marcará hacia qué cauce se decanta la política catalana del nuevo curso tendrá lugar en poco más de un mes, momento en el que se celebrará la segunda reunión de la mesa de diálogo que pactaron republicanos y socialistas en el marco de la investidura de Pedro Sánchez, en enero de 2020, y que solamente se ha convocado una vez, a finales de febrero del año pasado.

El vicepresident, Jordi Puigneró, de JxCat, ya advirtió la semana pasada que el margen de dos años que le han dado al diálogo se acortará si no hay avances en la mesa. ERC, en cambio, confía en poder acordar con Madrid la amnistía de los encausados y condenados por el procés, así como un referéndum de autodeterminación para Catalunya.

Entretanto, ya han pasado dos meses y medio desde que Pere Aragonès fue nombrado president, poniendo fin de esta forma a una larga etapa de interinidad fruto de la inhabilitación de Quim Torra el otoño pasado por desobedecer a la Junta Electoral. Republicanos y juntistas vuelven a gobernar en coalición, pero tratando de limar asperezas de puertas para adentro, a través de un “espacio de coordinación, consenso y dirección estratégica” integrado por partidos y entidades independentistas para intentar reconstruir la unidad perdida tras el 1-O. Este es uno de los retos que, en relación con el procés, afronta Aragonès.

La Generalitat afronta para el próximo curso el diálogo con Madrid, los traspasos, la Covid, El Prat y las cuentas

Sin embargo, mientras la independencia no llega y se ha de gestionar el día a día de la autonomía, como se ha indicado desde la Generalitat, la estrategia del president pasa también por buscar puntos de encuentro con Moncloa a fin de concretar 56 traspasos reclamados por el Executiu catalán. Ahora bien, para no ser acusado desde las filas independentistas de regresar a la política convergente, Aragonès ha dejado claro ya que los traspasos no pueden ser “moneda de cambio” para renunciar a la independencia. De puertas para adentro de Catalunya, además, el president tiene el horizonte el reto de aprobar las cuentas del año que viene. Los comunes, tras el anuncio de que El Prat se ampliará, se descartaron como socios de los presupuestos. Además, tendrá que gestionar los coletazos de la quinta ola de la pandemia.

Rull cree que ERC y JxCat encontrarán alternativas si el diálogo no avanza Josep Rull, que era el conseller de Territorio cuando se aplicó el 155 en octubre de 2017, aseguró ayer que entiende las “cautelas” de dirigentes de JxCat ante la mesa de diálogo entre el Gobierno español y el de la Generalitat, y defendió que, si este foro no da resultados, tanto ERC como los juntistas sabrán detectarlo y promover alternativas.

“Si se ve que no se avanza y que al final puede acabar siendo un anestesiante del proyecto de liberación nacional, entonces creo que lo detectaremos, los actuales dirigentes de ERC y JxCat lo percibirán, y seremos capaces de buscar una alternativa”, sostuvo en declaraciones a Catalunya Ràdio. En este sentido, dijo que el Govern de Pere Aragonès debe tener la “madurez” suficiente desde el “respeto” y la “lealtad mutua” de las formaciones que lo integran “para ver si vale la pena proceder” con a mesa o es mejor buscar alternativas.

Rull, que rechazó polemizar con los republicanos, admitió que él es escéptico con los frutos que pueda dar el diálogo.