Illa pide diálogo a todos los partidos y afirma que la independencia es “irreal e imposible”

El debate de política general prosiguió ayer en el Parlament con el turno de réplica para los líderes de los grupos parlamentarios. Mientras que socialistas y comunes llamaron al diálogo, la ultraderecha, el PP y Cs desdeñaron la mesa de negociación entre Ejecutivos. ERC y JxCat se emplazaron a fomentar la “cultura de la coalición” y la CUP exigió poner fecha a un nuevo referéndum. Abrió la sesión como líder de la oposición Salvador Illa, del PSC, que recetó diálogo a todos los partidos del hemiciclo. Dijo que JxCat, PP y Cs “han de moverse” y les emplazó a sumarse a la vía negociada. No obstante, insistió en la necesidad de poner en marcha una mesa que dialogue “de puertas para adentro” de Catalunya.

El que fuera ministro de Sanidad alabó, al mismo tiempo, la actitud “firme” de Aragonès en la defensa del diálogo, a pesar de los “choques” con JxCat. “No lo tiene fácil y se lo reconozco”, soltó Illa. Aun así, lamentó que el actual Govern “no está a la altura” y que está impidiendo que Catalunya sea “la locomotora de España”. Instó a los independentistas a aparcar la demanda de una ley de amnistía y el derecho a la autodeterminación porque, a su parecer, son peticiones “irreales e imposibles”.

Ofreció a Aragonès su respaldo para “un cambio de rumbo” y negociar un acuerdo para la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para 2022. “Si lo hace, me tendrá su lado”, sentenció. Illa reclamó al president que no ponga “en riesgo” la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 de Pirineus-Barcelona con el referéndum que ha prometido en el Pirineo el año que viene.

Por su parte, el popular Alejandro Fernández acusó a Illa de ser la “muleta” de ERC. Carlos Carrizosa, de Cs, advirtió de que dentendrán el “embate democrático” del independentismo. Ignacio Garriga, de Vox, amenazó con ir a los tribunales si prospera la moción de la CUP que pide un nuevo referéndum antes de 2024. Al igual que Illa, Jéssica Albiach, de En Comú, apostó por la senda del diálogo, tildó las relaciones entre ERC y JxCat de “guerra de Vietnam” y acusó al Govern de estar “roto” y de ser “decepcionante”.