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El presidente del PP, Pablo Casado, saluda a los militantes a su llegada a la Plaza de Toros de Valencia.

El presidente del PP, Pablo Casado, saluda a los militantes a su llegada a la Plaza de Toros de Valencia.EFE/MANUEL BRUQUE

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El presidente del PP, Pablo Casado, cerró ayer con un lleno en la plaza de toros de Valencia la convención nacional de su partido, en la que todos sus barones autonómicos le reafirmaron en el cargo y en el que, con un duro discurso, apeló a la unión del voto, a un “constitucionalismo militante”. Nueve mil personas en el interior del coliseo, tres mil fuera, según la cifra que dio el PP, permitieron a Casado hacer exhibición de fuerza con la que mostrar que el PP ha vuelto, que es la única alternativa viable a Pedro Sánchez y llegará a La Moncloa.

Casado reivindicó un PP “sin complejos”, al que “no le tiemblen las piernas”, “unido como una piña”. “Aquí estamos otra vez con la cabeza alta, las manos blancas, los bolsillos limpios y el corazón enamorado de España”, proclamó el líder de los populares, que dio por superada su “travesía en el desierto”. Y apeló al voto útil cuando dijo que el PP es el único partido que garantiza que “una mayoría social de centroderecha se convierta en un Gobierno de centroderecha” y apuntó que los que buscaron sustituirles “se han ido quedando por el camino”, en alusión a Ciudadanos.

Sin embargo, los populares no mencionan a Vox, aunque según todos los sondeos necesitarán al partido de Santiago Abascal para formar una mayoría. En su regreso al coliseo valenciano, Casado anunció que nada más llegar al poder pondrá en marcha tres grandes planes nacionales de reformas estratégicas de institucionalidad, empleo y familia, y que recuperará la reforma del PP para las pensiones, que derogará la ley Celaá, la ley de la Eutanasia y la ley de memoria democrática. El líder popular sostuvo que “los españoles no recuperaremos el empleo hasta que el presidente del Gobierno no pierda el suyo”.

“Perseguiremos a Puigdemont hasta en el último país de Europa”

En Valencia, el líder del PP señaló que el 1-O “hicimos lo que teníamos que hacer y lo volveríamos a hacer”. En este sentido, proclamó que “llevaremos a Puigdemont ante el Tribunal Supremo aunque tengamos que viajar al último país de Europa para exigir que se respete nuestra justicia”. Casado situó Catalunya en el eje de su discurso e hizo algunas promesas como convertir en delito la convocatoria de referéndums o “acabar con la propaganda independentista en los medios públicos”, así como recuperar las competencias en Prisiones.

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