Amics de la Gent Gran alertas de la soledad de los abuelos esta Navidad después de suspender sus tradicionales comidas

La situación de la pandemia ha obligado a aplazar 16 de los 24 encuentros programados por todo el territorio. De esta forma, sólo se han podido celebrar 8 comidas, mientras que el resto se harán de cara a la primavera.

Tal como ha explicado el director de la fundación, Albert Quiles, la prioridad es "garantizar la seguridad" de los usuarios. "La prudencia es importante", ha insistido. El resto de actividades se mantienen en una nueva edición de la campaña de captación de fondos enfocadas a sensibilizar la ciudadanía sobre la soledad que sufrirán muchas personas mayores durante las fiestas.

Durante los meses de noviembre y diciembre la fundación ya ha reforzado su acción social poniendo el foco en las fiestas navideñas. Así lo ha explicado Quiles, recordando que esta época del año es de lo más dura para todos aquellos que no tienen a las personas que aman, o bien no disponen de un círculo social lo bastante consolidado. "Es un momento en que las personas mayores piensan más y se tienen más presentes las ausencias", ha apuntado.

El director de la fundación también ha señalado que se trata de una situación similar a la que vivió la población general en el momento de confinamiento más duro, justo al inicio de la pandemia. "Las personas mayores que sufren soledad ya estaban confinadas socialmente y no se las ha tenido en cuenta, no hemos trabajado lo suficiente para ser una sociedad inclusiva", ha lamentado.

A diferencia del 2020, cuando la entidad no pudo hacer prácticamente nada, más allá de hacer llegar los lotes en casa de los usuarios, este año se ha dado un salto hacia adelante y se ha podido ampliar las propuestas para este mes. Así, a pesar del aplazamiento de las comidas, Quiles ha subrayado que Navidad no se cancela y que se llevarán a cabo varias actividades. Así, ya se han empezado a repartir los lotes de Navidad a cada una de las personas mayores que forman parte de la entidad a través de sus personas voluntarias.

Por otra parte, se ha reforzado el acompañamiento y el apoyo psicológico telefónico, realizando más llamadas durante estas fechas. Finalmente, se han programado unos encuentros en pequeño formado - con unas 6 o 7 personas como máximo - para llevar a cabo actividades festivas, como por ejemplo ir a ver la iluminación, o bien hacer una visita a los pesebres, siguiendo todas las medidas de seguridad necesarias. "Estamos más que nunca al lado de las personas de edad avanzada, pero la parte más grupal queda aplazada", ha afirmado.

El director de Amics de la Gent Gran ha explicado que la iniciativa de Navidad se lleva realizando desde 1987, invirtiendo un esfuerzo "mayor" por Navidad para poder ofrecer un mayor acompañamiento a todas aquellas personas que lo necesitan. Actualmente, la entidad tiene unos 2.000 usuarios por toda Catalunya y 2.000 voluntarios que les dan atención. La principal actividad se concentra en Barcelona y su área metropolitana, pero también se trabaja intensamente en las demarcaciones de Girona, Tarragona y Lleida.

Quiles ha destacado que durante los últimos 21 meses - coincidiendo con la pandemia de la covid - las demandas han crecido notablemente, ya que los escenarios se han ido haciendo "más complejos" y hay más personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad."Hablamos de fragilidad social, personas que no tienen vínculos, o tienen muy débiles", ha explicado, "pasan por situaciones que no pueden compartir con nadie de su entorno y por eso los voluntarios se vuelven referentes de confianza que les pueden acompañar emocional y psicológicamente".

Con respecto al perfil más habitual, según datos del 2020, tres de cada cuatro personas que atiende la fundación son mujeres de una media de edad de 85 años, con dificultades de movilidad y con una pensión media o baja, un hecho que a veces los imposibilita acceder a una oferta de ocio, o bien a determinados servicios.

Leonor Falcó es una de las usuarias de la Fundación Amics de la Gent Gran que participan en la mayoría de acontecimientos que se hacen, no sólo para Navidad, sino también el resto del año. De 86 años, su marido murió hace un tiempo y no dispone de una conexión próxima con ningún familiar, así que vive sola en un piso en Barcelona. Después de llamar a la entidad y reunirse con dos de sus voluntarias decidió que le interesaba."No eran lágrimas, tristeza, ni problemas, a todo eso me interesaba, y por eso ya de primeras me gustó", asegura. De hecho, una de las últimas excursiones en las cuales participó fue en el Montseny, allí, asegura, constató que los voluntarios son "amables" y "afectuosos", y valora el "buen trato" hacia las personas mayores que participan."Me gusta y necesito a la gente, días atrás me enviaron a tres señoras con las cuales merendamos", dice.

Por otra parte, recibe llamadas que a veces "la hacen ir de tala", y relata que tienen charlas de lo más largas.También cree que uno de los motivos que a veces frena a una persona que se encuentra en su situación, a la hora de llamar y pedir ayuda, es la vergüenza, por eso remarca la importancia de hacerlo cuándo se necesite. En este sentido, valora la compañía, asegurando que las personas mayores tienen que poder vivir la vida "lo mejor posible". "No me gusta la gente pesimista", concluye.