RUSIA DISIDENCIA
Putin acaba con el último bastión de la disidencia rusa
Ilegaliza una rama de la ONG Memorial
La Justicia rusa acabó ayer con el último bastión de disidencia en este país, el Centro de Derechos Humanos Memorial, decisión que pone al descubierto, según activistas, opositores y cancillerías occidentales, la involución democrática que vive Rusia en los últimos años. Un día después de que el Tribunal Supremo liquidara Memorial Internacional, la voz de los represaliados soviéticos, el tribunal urbano de Moscú disolvió una de sus ramas, el Centro de Derechos Humanos Memorial. La Fiscalía acusó a la ONG de incumplir sus obligaciones como “agente extranjero”, categoría a la que pertenece desde 2016; justificar el extremismo y el terrorismo, y apoyar “movimientos de protesta dirigidos a la desestabilización del país”.“Esto supone un giro del régimen del presidente, Vladímir Putin, hacia un Estado totalitario”, comentó Lev Ponomariov, uno de los fundadores de Memorial.Esta organización creada cuando aún la URSS no había desaparecido, contó en su consejo fundador (1987) con el disidente, Andréi Sájarov; el presidente ruso, Boris Yeltsin; el pensador Dmitri Lijachov o el poeta Yevgueni Yevtushenko.