FRANCIA RESACA ELECTORAL
Bruselas respira con la reelección de Macron, que debe gobernar una Francia fracturada
Los comicios de las legislativas, en junio, claves para aprobar sus reformas, como la de las pensiones || Mientras Le Pen se crece con los mejores resultados de la historia de la ultraderecha gala
La reelección de Emmanuel Macron como presidente de Francia frente al ascenso electoral de la ultraderechista Mariene Le Pen da un balón de oxigeno durante 5 años más a la Unión Europea (UE) para consolidar la solidez del bloque, en un momento geopolítico incierto y con la guerra de Rusia contra Ucrania en pleno apogeo. No obstante, aún tendrá que esperar a las elecciones legislativas francesas de el mes de junio para saber si puede respirar a pleno pulmón. En sus primeros 5 años en el Elíseo, el liberal Macron se distinguió por su impulso decididamente europeísta y por su visión estratégica europea, lo que explica que los líderes de las principales instituciones de la UE hayan respirado profundamente aliviados al conocer que las urnas le han escogido a él frente a la candidata ultraderechista.
Con este segundo mandato de Macron, la UE sortea el que habría sido un terremoto sin precedentes para la construcción europea y una hipoteca en su equilibrio geopolítico, ya que Le Pen apuesta por una Europa de las naciones y defiende una alianza con Rusia cuando termine su guerra contra Ucrania. En clave interna, Macron ha empezado a diseñar su nueva política con la meta de reconciliar el país y ganar las próximas legislativas, que el resto de formaciones también se han marcado como objetivo. Esos nuevos comicios legislativos tendrán lugar los próximos 12 y 19 de junio y su resultado determinará el margen del Ejecutivo a la hora de efectuar sus reformas.
La actual mayoría está compuesta por el partido de Macron, con 267 de los 577 diputados, por el centrista MoDem (57) y por el grupo Agir Ensemble (22). El quinquenio iniciado en 2017 finaliza el 13 de mayo y cierra etapa tras unas presidenciales en las que Macron se impuso con el 58,54% de los sufragios, con los que pierde unos dos millones de votos desde 2017, frente a los 2,6 millones ganados por su rival de la Agrupación Nacional, con un resultado histórico para Le Pen. Esos resultados y los tres millones de votos nulos o en blanco perfilan una Francia fracturada de la que el presidente es consciente: “Sé que muchos compatriotas me votaron no para apoyar las ideas que defiendo sino para bloquear las de la extrema derecha”, afirmó en su primer discurso tras la victoria. El primer ministro, Jean Castex, está previsto que presente su dimisión y la de su Gobierno a finales de semana o principios de mayo, y aunque en teoría podría ser volver a ser nombrado para el puesto, él mismo admitió que cree que tras la reelección de un presidente debe darse “un nuevo impulso”.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, también coincidió en que debe haber un cambio en la forma de gobierno para que la ciudadanía se exprese con más frecuencia. Pero esas buenas intenciones podrían chocar de nuevo con la voluntad y necesidad de reforma. Le Maire no pudo garantizar que no recurrirán al artículo constitucional 49.3, que exime del voto parlamentario, para aprobar la reforma de las pensiones, que retrasaría de los 62 a los 65 años la edad de la jubilación, punto clave de las protestas en la calle como la de los “chalecos amarillos”.