LLEIDA
Encrucijada independentista
De Junts pel Sí para forzar la independencia de Catalunya de forma inmediata a divididos sin visos de que haya independencia a corto plazo, salvo un imprevisto cataclismo político a nivel español e internacional. Este es el gran cambio que ha habido en los principales actores del independentismo en los cinco años que han transcurrido desde la Diada previa al referéndum del 1 de octubre a la de hoy, justo cuando también se cumplen diez años desde que asumió el protagonismo del Onze de Setembre con grandes manifestaciones, cuando hasta entonces era una jornada marcadamente institucional. Y es que la Diada de 2012 vivió la primera gran concentración organizada por la Assemblea Nacional Catalana con la colaboración de Òmnium Cultural y secundada por todas las fuerzas soberanistas.
En la del 2017, también multitudinaria, participaron todos los miembros de un Govern integrado por miembros de Junts pel Sí, la lista unitaria con la que Convergència, ERC y otros partidos, con el apoyo de ANC y Òmnium, habían concurrido a las elecciones al Parlament de 2015 con el objetivo explícito de hacer posible la declaración de la independencia. Faltaban menos de tres semanas para el 1-O y la reclamación unánime fue la de poder votar en el referéndum que el Estado había declarado ilegal. Al final se votó, a pesar de la represión policial, y después llegó la aplicación del 155, la detención de parte de los líderes del ‘procés’, la marcha al extranjero de otros y nuevas elecciones.
En las concentraciones de las Diadas de 2018, 2019 y 2021 (en 2020 no hubo por la Covid), las tensiones eran evidentes, pero todos acabaron participando. Este año ya no es así. Las diferencias han pesado más que el teórico objetivo común.
El President de la Generalitat, Pere Aragonès, anunció el día 2 que no acudiría, y tampoco irán los consellers de ERC ni la mayoría de la cúpula del partido. La razón es que considera que la convocatoria de la ANC va en contra de los partidos, ya que el manifiesto dice que “se ha acabado esperar nada” de estos y que “el pueblo” debe tomar la iniciativa. ERC emplazó a cambiarlo, a lo que la ANC se ha negado.
En cambio, todos los consellers de Junts per Catalunya acudirán, alineándose así con la Assemblea. De alguna forma, la Diada sirve como vía de escape del enfrentamiento entre los dos socios: el Govern no se rompe pero cada uno va por su lado, aunque Esquerra inste a su militancia a movilizarse. Y mientras, la CUP prioriza sus propios actos antes que la manifestación de la ANC.
Con este panorama, el recuento de los participantes no solo será motivo de controversia entre las fuerzas independentistas y las constitucionalistas, sino también entre las primeras.