El rey Carlos III lanza en Irlanda del Norte un mensaje de reconciliación

El rey Carlos III de Reino Unido visitó ayer por primera vez desde su proclamación Irlanda del Norte, en un momento clave para la provincia británica por el avance de las posiciones secesionistas y el repunte de las tensiones políticas tras el Brexit. Junto a su esposa Camila, reina consorte, prosiguió por Belfast la gira emprendida tras el fallecimiento de Isabel II, en un gesto protocolario que sirve también como aval hacia la nueva etapa. Así, en un discurso ante diputados, se comprometió a seguir el “brillante ejemplo” de su madre y a trabajar en aras “del bienestar de todos los habitantes de Irlanda del Norte”.

“En los años transcurridos desde que comenzó su larga vida de servicio público, mi madre vio a Irlanda del Norte pasar por cambios históricos”, dijo Carlos III, quien recordó que también su familia sintió como propias las “penas” de este territorio. El presidente de la Asamblea de Irlanda del Norte, Alex Maskey, un histórico del IRA y del Sinn Féin, expresó sus condolencias al monarca en nombre de la institución y del pueblo norirlandés, destacando que su madre no había sido “una observadora distante” de la transformación vivida. Maskey resaltó los cambios en Irlanda del Norte desde la primera vez que Isabel II la visitó, en 1953, hasta la última, en 2012, haciendo hincapié en que ahora la Asamblea agrupa a “unionistas, republicanos y nacionalistas”.

En la catedral de Santa Ana, se celebró una misa en memoria de la soberana con presencia de la primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, y las principales autoridades irlandesas.Más de 26.000 personas desfilaron por la catedral de Edimburgo para darle el último adiós a la reina Isabel II, en una capilla ardiente que estuvo abierta las 24 horas previas al traslado del féretro a Londres ayer por la tarde. Los restos de la soberana llegaron al palacio de Buckingham, la que fue su residencia oficial, donde reposarán hasta que hoy un cortejo fúnebre acompañe el féretro y quede instalado en el palacio de Westminster. Miles personas esperaron ayer en las calles del centro de Londres para ver pasar el féretro de la reina.Ayer saltó a la luz que decenas de empleados del personal de Clarence House, la residencia de Carlos III cuando era príncipe de Gales antes de convertirse en nuevo rey, han recibido el aviso de que serán despedidos próximamente, generando así la primera polémica de su reinado.

Calos III, además, dejó patente su difícil carácter cuando ayer espetó: “¡No soporto esta maldita cosa!”. La pluma con la que firmaba en un libro de honor en Belfast perdía tinta.

Juan Carlos I genera una nueva polémica al acudir al funeral

La presencia de Juan Carlos I en el funeral de la reina Isabel II el próximo lunes situó ayer al rey emérito en otra polémica política en España.

Después de que el lunes confirmara su asistencia, Podemos y la mayoría de socios habituales del Gobierno de Pedro Sánchez lamentaron que asista al funeral porque deja a la monarquía española “en mal lugar”, e invitaron al padre de Felipe VI a acudir ante la justicia británica para que “rinda cuentas” por la causa por supuesto acoso a su examante Corina Larsen.La portavoz del Gobierno central, la socialista Isabel Rodríguez, recalcó que la representación española en el funeral estará encabezada por Felipe VI y el emérito acudirá a título personal. Mientras, PP y Cs enmarcaron la asistencia de Juan Carlos I en “una decisión personal”.