LUTO EN REINO UNIDO MONARQUÍA
Londres guarda silencio
Miles de personas dan el último adiós a Isabel II, cuya capilla ardiente en Westminster estará abierta hasta el lunes || Colas de hasta 4,5 kilómetros de largo para poder despedirse de la monarca
El silencio se adueñó ayer del centro de Londres, donde miles de ciudadanos se aglutinaron para ver cómo la reina Isabel II, la única que la mayoría ha conocido, dejaba el palacio de Buckingham –sede de la monarquía– por última vez. Los restos mortales de la monarca fueron trasladados cubiertos con el estandarte real y con la corona imperial encima desde su hogar hasta el palacio de Westminster –sede del Parlamento británico–. El cortejo fúnebre, que había sido perfectamente ensayado, fue recibido con miles de cabezas inclinadas de los ciudadanos que, cargados con ramos de flores, pancartas y soltando alguna que otra lágrima, se unieron en un “luto silencioso” para darle su último adiós a la soberana.
La solemnidad que envolvió el acto, con un silencio solo roto por los aplausos tras el paso del féretro, contrastaba con la “convulsión” vivida hace 25 años con la muerte de Diana.Por primera vez como rey, Carlos III dirigió al resto de su madre por detrás de la cureña (carro de cañón) de la Artillería Real Montada sobre la que iba el ataúd. Escoltándole a su lado, sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo, y por detrás sus dos hijos, Guillermo y Enrique. Circulan estos días las fotos que recuerdan a los dos príncipes hace 25 años, por aquel entonces adolescentes, marchando con semblante afligido tras los restos mortales de su madre, Diana de Gales.
Ayer volvieron a caminar juntos, detrás de su difunta abuela, pese a que las relaciones no pasan por su mejor momento. Esas desavenencias internas alcanzaron ayer hasta el vestuario: Enrique y Andrés no pudieron lucir sus uniformes militares, puesto que ninguno de ellos tiene ahora tareas oficiales como integrante de la casa real, lo que les privó de la indumentaria.El cortejo terminó en Westminster con un breve servicio religioso, encabezado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y al que asistió toda la familia real. La nueva princesa de Gales, Kate Middleton, vestida de riguroso luto, quiso rendirle homenaje a la reina portando un broche del joyero de la monarca.La capilla ardiente se abrió a primera hora de la tarde para los ciudadanos que desde hacía horas e incluso días esperaban para darle su último adiós a la monarca.
Instantes previos a la apertura del velatorio, la columna de personas que aguardaban su turno para entrar superaba los 4,5 kilómetros de longitud, situándose el final de la cola pasado el puente de Londres. Los primeros en entrar, algunos visiblemente emocionados, no pudieron ofrecerle a la monarca ni flores ni otro tipo de tributos, ya que el Gobierno lo ha prohibido. La capilla ardiente estará abierta hasta el próximo lunes, cuando los restos mortales de la monarca serán trasladados a la abadía de Westminster, donde se celebrará el funeral de Estado al que asistirán miembros de las casas reales de todo el mundo, entre ellos Felipe VI, la reina Letizia y Juan Carlos I, y también presidentes y jefes de Estado como el estadounidense Joe Biden, el francés Emmanuel Macron o el turco Recep Tayyip Erdogan.
Carlos III, exento de pagar por la millonaria herencia de la reina
El rey Carlos III de Inglaterra no tendrá que pagar ningún impuesto de sucesión por la herencia millonaria que recibirá tras el fallecimiento de su madre, Isabel II, en virtud de una ley aprobada en 1993 ex profeso para la corona. La reforma adoptada en tiempos de John Major exime a las herencias “de soberano a soberano” de pagar la tasa del 40% que habitualmente se aplica para los patrimonios superiores a las 325.000 libras (unos 375.000 euros).Los privilegios de Carlos III y su excéntrico carácter han generado ya las primeras polémicas con cientos de despidos y enfados por ensuciarse de tinta.