ORIENTE MEDIO CONFLICTOS
Irán promete investigar la muerte de Mahsa Amini
El presidente condena el “caos” por los disturbios en el país || Las protestas por los derechos de las mujeres traspasan fronteras
El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, aseguró ayer que la muerte de Mahsa Amini, la joven kurda de 22 años que falleció el pasado día 16 tras ser detenida por llevar mal el velo, será investigada hasta el final. “La muerte de Amini nos entristece a todos”, dijo en una entrevista televisada en la que advirtió a la gente que se ha echado a la calle para protestar por estos hechos que “la violencia no es aceptable”. “Nadie permitirá que el caos ponga en peligro a la seguridad del pueblo”, subrayó, antes de reclamar la detención de quienes “dañaron vidas y bienes” de los ciudadanos en esos actos.
Las protestas en Irán, que comenzaron hace trece días, aunque en los últimos días han perdido fuerza por la represión policial, se han saldado con la vida de al menos 76 personas, entre ellas Hadis Najafi, una joven convertida en icono de la revuelta feminista en Teherán asesinada el domingo con veinte perdigones en el pecho.También las autoridades del régimen iraní han arrestado por ahora a unas 1.200 personas, entre ellas la activista Faezeh Hashemí Rafsanyaní, hija del difunto expresidente Akbar Hashemí, pilar de la Revolución Islámica de 1979.Amnistía Internacional acusó ayer a las fuerzas iraníes de perpetrar abusos de forma sistemática contra quienes se han echado a las calles en las últimas semanas. La ONG ha detectado un uso indiscriminado de la fuerza por parte de la Policía, a la que acusó de emplear fuego real y perdigones.Ante la gravedad de las imágenes, que han dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales y los medios de comunicación, grandes ciudades como Nueva York, Madrid y Oslo han acogido manifestaciones para reivindicar los derechos de las mujeres en Irán. En la capital de Noruega, al menos dos personas resultaron heridas y 90 fueron detenidas en una concentración frente a la Embajada de Irán.
Según el periódico VG, unas 100 personas se encararon con los agentes, portando banderas kurdas y megáfonos, y la Policía intentó dispersar a la multitud con gases lacrimógenos.