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PANORAMA

La esperanza de encontrar supervivientes se reduce mientras se multiplican los muertos

Los devastadores terremotos del lunes dejan ya más de 20.000 fallecidos en Turquía y Siria || Se estima que decenas de miles de personas siguen sepultadas bajo los escombros en territorio turco

Recogida de material en Barcelona.

Recogida de material en Barcelona.EFE

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Los equipos de rescate seguían ayer sorteando el frío y el cansancio y continuaban con la carrera a contrarreloj para tratar de hallar supervivientes entre las ruinas de los edificios que se derrumbaron debido a los devastadores terremotos que la madrugada del lunes sacudieron Turquía y Siria. No obstante las esperanzas de encontrar a personas con vida son cada vez más escasas. Según los expertos, el máximo que una persona podría aguantar bajo los escombros sin agua son 72 horas.

A pesar de que durante el día de ayer se pudo rescatar con vida a varias personas sepultadas por los cascotes, incluidos cuatro menores que llevaban 84 horas sepultados, a medida que pasan los minutos disminuyen las esperanzas de que se produzcan más milagros. Por eso, mucha gente se preocupa ahora por llegar hasta los cuerpos sin vida de sus seres queridos y enterrarlos adecuadamente. Según los últimos datos oficiales, la cifra de fallecidos sobrepasa ya los 20.000, de los cuales 17.134 se contabilizan en Turquía y 3.317 en Siria.

Además hay unos 75.000 heridos de distinta consideración. Previsiblemente esta cifra seguirá aumentando, ya que según las estimaciones de los expertos locales turcos decenas de miles de personas están todavía bajo los escombros de los miles de edificios derrumbados, mientras que aún no hay ni siquiera información sobre la situación en la mayoría de los pueblos de las 10 provincias sirias afectadas por el terremoto. Tampoco hay un balance claro sobre la afectación en Siria, donde las zonas más afectadas se encuentran en manos de los rebeldes (más información en la página 19).

Con estas dimensiones, en Turquía la letalidad ya supera la registrada durante el seísmo de 1999, de magnitud 7,6 y epicentro en la costa en el mar de Mármara, que dejó 17.127 muertos, y que era hasta ahora la mayor tragedia vivida en la región durante las últimas décadas.Por su parte, los supervivientes, muchos de los cuales han visto cómo sus hogares se venían abajo, pasan las frías noches a la intemperie tapados con mantas, durmiendo en tiendas de campaña o en sus coches. El temor de que se produzcan réplicas de los temblores ha provocado también que aquellos cuyas viviendas permanecieron en pie busquen sitios más seguros donde resguardarse. Mientras, los campos de deportes de las zonas afectadas se han convertido en morgues improvisadas.Durante la jornada de ayer, el Parlamento de Turquía aprobó el estado de emergencia propuesto por el presidente, Recep Tayyip Erdogan, que entró oficialmente en vigor en las provincias más afectadas.

Esta declaración, que estará vigente durante los próximos tres meses, se basa en la Constitución turca que permite decretarlo en caso de catástrofes naturales. Durante el estado de emergencia, se pueden imponer a los ciudadanos obligaciones monetarias, patrimoniales y laborales, y se pueden limitar o suspender temporalmente los derechos y libertades fundamentales de la ciudadanía

El Parlamento turco instaura el estado de emergencia en las 10 regiones más afectadas

El primer convoy con ayuda humanitaria de la ONU llegó ayer a las áreas opositoras del noroeste de Siria a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une la provincia siria de Idlib con Turquía, casi cuatro días después del devastador seísmo. Seis vehículos cargados principalmente con alimentos, medicinas, agua y productos para la higiene, se descargaron en el propio paso fronterizo y serán distribuidos en las zonas opositoras por ONG socias de las Naciones Unidas.

Bab al Hawa es la única vía de entrada de suministros a las zonas de las provincias de Idlib y Alepo en manos de los rebeldes, donde residen más de 4 millones de personas que ya antes de la catástrofe dependían de la ayuda humanitaria debido a la guerra en la que lleva 12 años inmersa. La cuestión de la ayuda transfronteriza a las zonas opositoras de Siria ha sido en los últimos años un tema muy controvertido en el Consejo de Seguridad, donde los vetos de Rusia, aliada del Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad, han ido obligando a recortar el número de cruces disponibles hasta dejarlo solo en uno. Hasta allí tampoco han podido llegar efectivos de rescate, por lo que esta tarea está quedando en manos de combatientes y los Cascos Blancos, por lo que se estima que el número de fallecidos en Siria podría ser muy superior al oficial.

Allí se contabilizaban hasta ayer 3.162 muertos y 5.235 heridos, incluidas las áreas en manos de la oposición y las controladas por Damasco. El Gobierno de Al Asad, todavía no se ha pronunciado públicamente sobre el trágico suceso. Por otro lado, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, está afrontando cada vez más críticas por su gestión ante la catástrofe por parte de la oposición y los ciudadanos a a escasos tres meses de jugarse la reelección en las elecciones presidenciales que se celebran el 14 de mayo.

La tardía intervención del Ejército en las tareas de rescate, que impidió que se salvaran muchas vidas, y la laxitud con las constructoras a la hora de exigir edificaciones sólidas como fija la ley han acorralado a un Erdogan ya en horas bajas por la crisis económica.

Los ciudadanos se vuelcan en recoger productos básicos

Ayuntamientos, sedes de ONGs o supermercados son algunos de los lugares que se han habilitado en los últimos días en toda España puntos de recogida de productos básicos como comida, ropa, medicinas o tiendas de campaña para enviar a los afectados por el terremoto que golpeó a principios de esta semana Turquía y Siria. Hacia Turquía han partido ya decenas de camiones cargados con todo el material donado por los ciudadanos.

Los supermercados Caprabo, que cuentan con varios establecimientos en Lleida, tienen en marcha un servicio de recogida de fondos para ayudar a ambos países. La totalidad de las aportaciones recogidas es destinarán al fondo de emergencias de Unicef que trabaja sobre el terreno. Por su parte, Maristes Catalunya hizo un llamamiento a colaborar haciendo aportaciones a la campaña iniciada por SED a través de transferencias bancarias o Bizum (más información en maristes.cat).Mientras, el consulado de Turquía en Barcelona hizo un llamamiento para que la ciudadanía done alimentos duraderos, tiendas de campaña, papillas y materiales de higiene en su punto de recogida de materiales básicos en un almacén de Sant Adrià de Besòs para ayudar a los afectados por el sismo devastador.En otro orden de cosas, el Papa Francisco clamó a todos los ciudadanos colaboración.

“Es tiempo de compasión, es tiempo de solidaridad. Basta ya de odio, basta de divisiones que llevan a la autodestrucción de la humanidad”, dijo.

La Generalitat moviliza 2 millones de euros en ayuda humanitaria

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, anunció ayer que el Govern ha puesto en marcha una ayuda de 2 millones de euros para paliar los daños provocados por el terremoto en Turquía, Siria y Kurdistán que se dividirá en tres líneas.

Por un lado, habrá una parte del dinero que se dará a organismos internacionales de los que la Generalitat es socia, como determinadas agencias de la ONU. Por otra parte, también abrirá una línea de subvenciones para ONG catalanas que “hace tiempo que tienen proyectos” en activo en el territorio. La última de las vías para distribuir 2 millones de euros es la movilización del personal de la Generalitat.Por su parte, el ministerio de Defensa envió ayer a Turquía al Grupo Anfibio Aeronaval “Dédalo23”, con lanchas de desembarco, vehículos y 184 infantes de Marina que ayudarán a transportar a heridos a otras zonas del país.

Recogida de material en Barcelona.

Recogida de material en Barcelona.EFE

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