FRANCIA PROTESTAS
Las pensiones dividen Francia
Durante más de tres décadas, su reforma ha hecho tambalear a los habitantes del Elíseo || Los franceses consideran que la jubilación ya es más dura en su país que en otros del entorno
Pocos temas despiertan tantas pasiones en la vida política gala como la reforma de las pensiones, que una vez más ha echado a la calle a los sindicatos frente a un nuevo intento del Ejecutivo por reformarlas. Los expertos señalan que este asunto ha marcado de forma clara la relación de los Gobiernos con el pueblo durante ese período. “Hay una sensibilidad especial por la jubilación en Francia y ninguna de las reformas ha sido lo suficientemente profunda como para acabar con el debate”, señala el responsable del Observatorio de la Vida Política de la Fundación Jean Jaurès, Émeric Bréhier.Los franceses consideran que acceder a la jubilación ya es más duro en su país que en otros del entorno europeo, porque aunque la edad mínima de jubilación es más baja, necesitan más años cotizados para lograrlo.Desde que el socialista François Mitterrand introdujo a principios de los 80 la edad mínima de jubilación a los 60 años, el sistema ha estado sometido a tensiones financieras generadas por el aumento de la esperanza de la vida de los franceses.
“Cuando Mitterrand coloca la jubilación en los 60 años los franceses lo viven como un logro social al que no quieren renunciar”, recalca el politólogo Yves-Marie Cann, que ha trabajado en varios gabinetes ministeriales.El también socialista Michel Rocard, entonces primer ministro, fue el primero en afrontar una reforma del sistema a principios de la década de los 90, lo que empezó a levantar la susceptibilidad de los sindicatos. “Desde entonces ha debido de haber cuatro o cinco reformas, pero ninguna sistémica, todas destinadas a solucionar el problema en lo más inmediato”, sostiene Brehier.Cann agrega que “cada Gobierno que llega asegura que hay que salvar el sistema, porque ninguno hace una reforma en profundidad y de futuro”. Eso, sostiene, “acrecienta la oposición de los ciudadanos, que ven a sus gobernantes incapaces de afrontar reformas válidas y les hace perder crédito”.En 1995, cuando el conservador Jacques Chirac encargó a su primer ministro, Alain Juppé, una profunda reforma de las pensiones no podía imaginar el descontento que eso generaría en las calles.
Chirac mantuvo el pulso y, convencido de que contaba con respaldo popular, disolvió las cámaras y convocó legislativas para tapar la boca a los sindicatos, pero perdió los comicios.“La reforma de las pensiones se ha ido arrastrando a lo largo de los años. Unos apuestan por exigir más años cotizados. Otros por aumentar las cotizaciones.
Y otros por retrasar la edad de jubilación”, recuerda Brehier. Esta última receta es la que genera mayor oposición. “La edad mínima de jubilación tiene un componente simbólico muy fuerte en Francia.
Cada vez que se plantea, los sondeos muestran que es una medida muy impopular”, sostiene.Se vio en 2010, cuando durante el mandato del conservador Nicolas Sarkozy el Gobierno de François Fillon rompió el tabú de la edad mínima de jubilación a los 60 años y lo elevó, de forma progresiva, hasta los 62, lo que tuvo un coste electoral y contribuyó a su derrota dos años más tarde.Su sucesor, el socialista François Hollande, optó por no tocar la edad de jubilación, pero elevó hasta 42 los años cotizados para cobrar la pensión plena, y terminó por no presentarse a la reelección ante sus bajos niveles de popularidad. “De facto, aquello suponía un retraso de la edad de jubilación para muchos franceses, porque la incorporación al mercado laboral se ha retrasado en los últimos años, pero despertó menos oposición sindical”, señala Brehier.En su primer mandato, Emmanuel Macron también optó por no tocar la edad de jubilación y puso sobre la mesa una reforma integral del sistema que generaba derechos de pensión en función de los años trabajados. El proyecto, que despertó mucha oposición, acabó enterrado por la pandemia, que obligó al Gobierno a concentrar todos sus esfuerzos en luchar contra el coronavirus.Ahora, Macron ha decidido retrasar dos años más la edad mínima de jubilación y adelantar el incremento de los años cotizados (43 a partir de 2027) para disfrutar de la pensión completa, un proyecto que según los sondeos rechaza el 70 % de los franceses.
“Esa medida ha ocultado el resto, incluso los aspectos positivos, como la subida a 1.200 euros de la pensión mínima. El rechazo es total”, asegura Cann.
Medio millón de personas marchan contra el Gobierno de Macron
Unas 500.000 personas salieron nuevamente ayer a las calles de París, según la CGT, en otra protesta contra la reforma de pensiones que planea el Gobierno del presidente Emmanuel Macron, una cifra a la que habría que sumar la asistencia a las aproximadamente 240 convocatorias de protesta por toda Francia.La Prefectura de la Policía parisina dio cuenta de 94.000 asistentes, lo que en cualquier caso confirmaría que se trataría de la protesta más multitudinaria desde que comenzaron las movilizaciones contra la reforma de las pensiones.Los sindicatos habían convocado a “toda la población” a manifestarse este sábado “aún más masivamente” que el pasado martes, cuando unas 757.000 personas salieron a la calle en toda Francia, según cifras del ministerio del Interior, casi dos millones según los sindicatos.
El objetivo declarado es “paralizar Francia” el próximo 7 de marzo.La jornada de protesta se desarrolló de forma mayoritariamente pacífica, pero la Jefatura de la Policía dio cuenta de algunos daños materiales. La Policía intervino en varias ocasiones: en un intento de asalto a una sucursal bancaria en el bulevar de Voltaire, luego a una agencia de seguros y posteriormente a un restaurante de comida rápida en la plaza de Léon Blum. El suceso más destacable tuvo lugar en el aeropuerto internacional de Orly, donde un paro sorpresa obligó a la cancelación de la mitad de los vuelos.Aunque no tiene garatizados los apoyos, el Gobierno francés sigue planteando elevar gradualmente la edad de jubilación hasta situarla en los 64 años –dos por encima de los 62 actuales– y aumentar el periodo de cotización requerido para acceder a la pensión completa.