SEGRE

La guerra de Ucrania genera un "nuevo escenario" de precios

La invasión modifica los patrones de consumo de alimentos, transportes y ocio con el objetivo de reducir gastos

Una chica en una tienda de ropa de segunda mano.

Una chica en una tienda de ropa de segunda mano.Maria Asmarat / ACN

Publicado por

Creado:

Actualizado:

La escalada constante de la inflación derivada de la guerra a Ucrania ha generado un "nuevo escenario" de precios. Desde el inicio del conflicto, el encarecimiento de algunos productos –sobre todo alimentos y combustibles– ha alcanzado registros récord y eso ha obligado a muchos consumidores a buscar nuevas fórmulas para reducir gastos. Consumir más productos de marca blanca, compartir coche o comprar ropa de segunda mano han sido algunas de las soluciones. Los expertos confirman que la invasión ha provocado cambios en los patrones de consumo, pero niegan que algunas empresas se hayan "aprovechado" de la subida generalizada de precios para hacer caja. Por su parte, las asociaciones de consumidores lo cuestionan y denuncian prácticas "desleales" de algunos fabricantes.

La guerra en Ucrania reventó en un contexto en que los precios ya se estaban subiendo a consecuencia de la recuperación económica después de la pandemia. "Es como si una lesión te coge desentrenado, te coge mal y hace que te recuperes peor", compara el profesor de la escuela de negocios EAE Business School, Àlex Alegret, en declaraciones a la ACN. Así, aunque el gobierno español aprobó en marzo un primer paquete de medidas para revertir el aumento generalizado de los costes, los precios continuaron al alza y tocaron techo en verano. "Al final, bolsillo tienes una, entra un dinero, y con este dinero tienes que organizar tu vida. Y todo empieza por dormir, comer, beber e ir vestido. Si lo vas subiendo mucho precio, pues obviamente lo pagarás, pero cada vez tienes menos", resume Alegret, que recuerda que los salarios no han subido de la misma manera que lo hacen hecho los precios. Eso explicaría, según el profesor de la escuela de negocios, que muchos consumidores se hayan visto obligados a buscar alternativas para gastar menos y hayan cambiado los hábitos de compra.

Auge de las marcas blancas y un consumidor más infiel

El cesto de la compra es una de las cosas que más se ha disparado de precio durante el último año. De hecho, según un análisis la asociación de consumidores Facua, uno de cada cuatro alimentos ha subido más de un 30% en los últimos doce meses. En la misma línea, un estudio de la asociación de fabricantes y distribuidores Aecoc indica que sed de cada diez consumidores ahora se fija más en precios y promociones a la hora de hacer sus compras y casi nueve de cada diez admite haber cambiado sus marcas habituales por otros de más baratas. Un efecto claro de eso es el aumento de las marcas blancas. "El consumidor lo que hace es controlar mucho más sus gastos para que su presupuesto se estire más, todos planificamos más nuestras compras", explica la gerente de estrategia y marketing de Aecoc, Rosario Pedrosa. Asimismo, apunta que los compradores son "más infieles" tanto en sus marcas habituales como a los establecimientos que frecuentan con el objetivo de encontrar los mejores precios. "El consumidor ahora es un cazador de oportunidades", subraya. "El precio se vuelve una variable importante", agrega.

Fabricantes que ofrecen menos cantidad de producto cobrando el mismo precio

El encarecimiento de los alimentos ha provocado que algunos fabricantes hagan prácticas "desleales" y "opacas" para evitar subir el precio de los productos. Eso es lo que ha denunciado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En concreto, la asociación de consumidores presentó en junio una denuncia contra seis empresas de productos envasados que ofrecían menos cantidad cobrando el mismo precio, un fenómeno que se conoce con el nombre de "reduflació". "El ejemplo típico es el de la bolsa de patatas, que antes estaba llena y ahora la mitad es aire", ejemplariza la portavoz de l'OCU en Catalunya, Esther Lorente. La organización asegura que todavía no ha recibido respuesta por parte de la CNMC, pero avisa de que la reduflació es una práctica que se está "estandarizando" entre los productos envasados en el contexto actual de inflación. Asimismo, indica que no tan sólo se da en alimentos, sino que también se ha detectado en productos de higiene personal o de limpieza. Lorente remarca que la asociación velará por denunciar este tipo de prácticas y aconsguir que se impongan sanciones. "Estaremos muy encima para que se apliquen multas coercitivas y que en las marcas no les sea más económico pagar la multa que seguir llevando a cabo estas prácticas", defensa.

Uso del coche compartido

Aparte de los alimentos, los carburantes también han disparado el precio durante el último año –en verano llegaron a superar el umbral de dos euros el litro–. Mientras que para reducir gastos algunos usuarios han optado por utilizar el transporte público, teniendo en cuenta que las tarifas están congeladas y que los billetes de Renfe están bonificados, otros han optado por compartir coche con el uso de aplicaciones como Blablacar. Es el caso de Eva, de Palafrugell (Baix Empordà), que cada semana se suele poner entre dos y tres veces en Barcelona a ello. Ahora ya hace medio año que utiliza la aplicación y asegura que ha conseguido ahorrarse hasta 300 euros en el mes. Exactamente, aquello que le costaba el gasóleo de ir y volver a Barcelona. "Para mí no es ningún negocio, pero sí que me ayuda a pagar lo que gastaría en combustible si hiciera el viaje sola, dejando de lado todo el resto de gastos asociadas al vehículo", concreta (como el mantenimiento, el seguro o el desgaste de los neumáticos).

Auge de las tiendas de ropa de segunda mano

Con el objetivo de ahorrar, un sector que también ha notado un aumento de las ventas es el de las tiendas de ropa de segunda mano. La fundación Humana, por ejemplo, ha constatado que el consumo de ropa usada en Barcelona ha crecido un 25% en el último año y en el 2022 superó por primera vez el millón de clientes en un ejercicio. "Se trata de piezas de calidad a precios asequibles, y en este contexto de inflación los precios son un gran factor de atracción de clientes", explica el portavoz de Humana, Joan Carles Montes, que también señala una mayor conciencia ambiental de los consumidores como un factor a tener en cuenta. La fundación vende ropa que proviene de donaciones y cuenta con 22 tiendas en la capital catalana.

Con respecto al precio, Montes explica que son indiscutiblemente más baratos que las tiendas de ropa convencionales. En concreto, señala que una pieza comprada a la Humana cuesta al menos un tercio de lo que vale una nueva. Por su parte, Amanda, consumidora habitual de ropa de segunda mano, admite que la diferencia de precio es "bastante pronunciada", de manera que permite "mucho" ahorro. Asimismo, celebra que las tiendas de ropa usada permitan adquirir piezas de calidad de manera "más accesible". "La reutilización implica un ahorro de recursos tanto energético como económico y cada vez son más colectivos, principalmente los jóvenes, los que optan por la ropa de segunda mano", asegura el portavoz de la fundación. En la misma línea, Amanda opina que la inflación ha favorecido el consumo de ropa usada, pero asegura que también constata una "tendencia" entre los jóvenes a llevar este tipo de piezas.

tracking