FRANCIA PROTESTAS
Macron promulga de madrugada la ley de la reforma de las pensiones
Los sindicatos, la ultraizquierda y la ultraderecha cargan contra la medida || El Gobierno dice que es “una norma difícil, pero esencial para el sistema” público
El Gobierno francés promulgó en la madrugada del viernes al sábado la ley sobre la reforma de las pensiones, que en lo esencial fue validada el viernes por el Constitucional francés y que fue contestada por la noche, una vez más, con manifestaciones callejeras que derivaron en actos violentos y detenciones en algunas ciudades del país, sobre todo en París. El portavoz del Gobierno francés, Olivier Véran, informó ayer que la reforma, que retrasa dos años la edad de jubilación, entrará en vigor el próximo 1 de septiembre.El Gobierno ya advirtió el viernes que tenía la intención de promulgar la ley este mismo fin de semana, tras un veredicto que generó reacciones contrapuestas en la clase política francesa, determinación que se vio hecha realidad ayer en el diario oficial, en el que la ley quedó rubricada por el presidente francés, Emmanuel Macron.El Consejo Constitucional francés validó el viernes el retraso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, la principal medida de la reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno de Macron. Al mismo tiempo, el organismo rechazó la solicitud de que la reforma de las pensiones fuese sometida a un referéndum de iniciativa ciudadana.
En cambio, invalidó seis artículos de la ley, especialmente dos relativos al fomento de la contratación de trabajadores mayores de 55 años en las grandes empresas.El viernes por la noche se produjeron en algunas ciudades manifestaciones y altercados contra la reforma de las pensiones. En París, hubo quema de mobiliario urbano y enfrentamientos entre policía y manifestantes que desembocaron en 112 detenciones.Los principales sindicatos franceses criticaron la promulgación en plena noche de la reforma de Macron y calificaron estas circunstancias de “desprecio” para las protestas. Asimismo, tanto el fundador de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, como a líder de la ultraderecha gala, Marine Le Pen, se sumaron a las críticas contra la promulgación, mientras que la primera ministra, Elisabeth Borne, consideró que es una reforma “difícil”, pero “esencial” para la sustentabilidad del sistema por repartición.