Puigdemont niega que hiciera contratar como asesor del conseller Buch a un mosso para que le hiciera de escolta en el exilio
El expresidente de la Generalitat asegura que Escolà es un "buen amigo" que lo ha "acompañado" por Europa
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha negado este viernes que él instara al exconseller de Interior Miquel Buch a contratar como asesor a un mosso d'esquadra amigo suyo para hacerle de escolta mientras estaba en el exilio. También ha asegurado que todos los mossos que lo han acompañado a Bélgica no estaban de servicio oficial y no hacían de escolta, ya que no llevaban arma, porra, chaleco antibalas ni la autorización oficial para hacerlo. Lo ha dicho por videoconferencia en el momento de testificar en el juicio contra Buch y el mosso d'esquadra Lluís Escolà, que lo habría ayudado a huir a Bélgica. Buch se enfrenta a seis años de prisión y Escolà a cuatro y medio por prevaricación y malversación, además de más de 20 años de inhabilitación.
La intervención de Puigdemont ha empezado con problemas técnicos de sonido, y después ha habido que buscar a una intérprete de francés para que dos funcionarias judiciales belgas entendieran las preguntas y las respuestas. La intérprete ha tenido algunas dificultades para traducir correctamente del catalán o castellano al francés.
Puigdemont se ha quejado por el hecho de que el gobierno español no cumpla la ley de que prevé que los expresidentes de la Generalitat tengan protección policial. Ha explicado que él lo pidió formalmente el 22 de junio del 2018 y tres días después se reunió con los recientemente nombrados consellers Miquel Buch i Damià Calvet en Berlín. No obstante, ha dicho que en aquella reunión se trataron temas políticos y no se habló de Escolà. De hecho, ha admitido que se reunió con Buch varias veces, así como con otros políticos. En las reuniones con Buch, ha dicho, sólo se habló de Escolà en términos personales, no por cuestiones políticas o administrativas de este mosso que había estado en el área de escoltas.
El abogado de Escolà, y al mismo tiempo de Puigdemont, le ha preguntado si el hecho de que el Ministerio del Interior denegara la protección del expresidente de la Generalitat hizo que él instara a contratar al mosso como asesor de Buch para en realidad darle protección policial. Puigdemont lo ha negado rotundamente, así como que por vía indirecta instara a dar una excedencia a Escolà por el mismo motivo. Aun así, considera que fue un "buen nombramiento por su pericia en seguridad y pensé que podía prestar un buen servicio al conseller Buch".
"Nunca he pedido nada que no esté previsto por la ley, que todavía se incumple", ha remachado. De hecho, ha dicho que a finales de octubre del 2017, cuando se marchó a Bélgica ayudado por Escolà y "otros amigos", en ningún momento le pidió "eludir la acción de la justicia", ya que en aquel momento todavía no había ninguna orden judicial contra él.
Boye ha preguntado a Puigdemont si durante su exilio ha sufrido algún incidente de seguridad, pero el tribunal no ha admitido la pregunta, ya que entiende que el expresidente ha negado que Escolà le hiciera de escolta en ningún momento.
De Escolà, ha dicho que es un "buen amigo" que le merece toda la confianza, "un patriota que si está en este juicio es porque ha prestado un servicio muy grande al país". "Me ha acompañado y lo he visto sufrir mucho y sacrificar su vida privada cuando las autoridades españolas descuidaban su responsabilidad de hacer cumplir la ley y darme protección", ha asegurado.
Puigdemont también ha explicado que Escolà y otros mossos d'esquadra se han alojado a menudo en la Casa de la República de Waterloo, pero nunca le han prestado protección como escoltas oficiales, porque nunca estaban de servicio, ni llevaban el arma de fuego reglamentaria, porra, chaleco antibalas o permiso oficial de las autoridades belgas y españolas para hacerlo.
Jefe de escoltas, un asesor, la exmujer de Escolà y peritos
Previamente en la sesión, también ha declarado el jefe de los escoltas de la Generalitat hasta enero del 2018 que se dedicaba a organizar los dispositivos de seguridad de las personalidades. Este inspector ha explicado que los escoltas tienen que comunicar a sus superiores los trayectos que hacen las personalidades protegidas, a excepción de los actos estrictamente privados.
Con respecto a Escolà ha dicho que era un policía reconocido. El 29 de octubre del 2017 Escolà lo llamó para pedirle vacaciones y, como tenía muchas horas acumuladas, se las concedió. Dos días antes Escolà ayudó a Puigdemont a huir en Bélgica, cosa que no comunicó a sus superiores y que hizo que otros escoltas estuvieran esperando fuera de la casa de Puigdemont sin saber que estaba vacía.
En todo caso, el inspector ha dicho que los problemas de espalda de Escolà hacían que desde la época del presidente Jordi Pujol no hiciera de escolta personal, porque no podía hacer la formación física necesaria, sino que supervisaba los dispositivos. Ha explicado que Escolà hablaba varios idiomas y eso facilitaba su trabajo en dispositivos de seguridad con personalidades internacionales.
También ha testificado la pareja de Escolà hasta octubre del 2018. La mujer ha recordado que el médico le dijo que no podía seguir haciendo tareas policiales la primavera del 2018 a causa de las dolencias en la espalda, de las cuales fue intervenido tres veces. Respecto del trabajo como asesor de Buch ha dicho que iba de vez en cuando al Departamento, pero también se reunía con Buch fuera de la sede oficial y hablaban muy a menudo, en festivos o vacaciones, por teléfono.
La mujer ha explicado que los dos eran amigos de Puigdemont y su esposa, Marcela Topor y les fueron a ver varias veces a Waterloo, donde se alojaron en su casa. También hicieron viajes juntos a Escocia y Suiza mientras el expresidente vivía en el exilio. En todo caso, ha dicho que Escolà no hacía de escolta de Puigdemont.
La defensa de Buch ha citado a declarar un asesor del exconseller entre marzo y septiembre del 2020. Era para hacer el mismo trabajo que Escolà, pero la llegada de la pandemia alteró las necesidades del departamento. Este eventual era detective privado y Buch también lo quería para que lo asesorara en materia de seguridad. Finalmente, entregó varios informes sobre los métodos de desescalada del confinamiento en países como Polonia, Inglaterra o Italia.
Ha explicado que él trabajaba poco en el departamento y lo hacía con su propio móvil y ordenador portátil. Eso no le supuso ninguna dificultad ha explicado, y muy a menudo hablaba con Buch por teléfono, haciéndole informes verbales, manuscritos o por correo electrónico. Estos documentos no tenían ningún número de registro o sello de entrada porque eran documentos internos de trabajo sin ningún otro destinatario.
El asesor ha dicho que no tenía ninguna obligación de ir físicamente al Departamento y que nunca fichara. Ahora bien, también tenía que estar permanentemente a disposición del conseller, incluidos fines de semana y vacaciones.
También han declarado a dos peritos que han analizado los informes realizados por Escolà. El perito de la defensa ha contradicho las conclusiones de los Mossos que desacreditaban los informes. Ha recordado que eran informes para dar al conseller un resumen genérico sobre cuestiones concretas. Los informes no tienen que incluir conclusiones ni propuestas, ni sirven para tomar decisiones, ha dicho, sino que una "guía" para que el conseller pudiera crearse una opinión cuando se reuniera con mandos policiales. El perito ha defendido uno a uno todos los informes.
Una cabo de los Mossos que también ha analizado los documentos ha dicho que se basaban en búsquedas en Google muy básicas.
Otro perito, experto en recursos humanos a la administración pública, ha dicho que el nombramiento de Escolà fue totalmente legal. También ha asegurado que los 103 días que la fiscalía dice que Escolà estaba fuera de Cataluña y no trabajó como asesor podrían formar parte de descansos, permisos o vacaciones, que el personal eventual también tiene, derecho a disfrutar.