SUCESOS MAFIA
El último gran capo de la Cosa Nostra muere en Italia
Matteo Messina, de 61 años, había sido detenido en enero
Vinculado al asesinato de jueces, estuvo tres décadas fugado
El que fuera jefe de la mafia siciliana Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro, falleció ayer a los 61 años de edad en el hospital de L’Aquila a causa del cáncer de colon que padecía. El criminal más buscado de Italia hasta su detención en enero había entrado en fase de coma irreversible en las últimas horas y se le había retirado el tratamiento y la alimentación.
Messina Denaro fue uno de los últimos grandes padrinos de la Cosa Nostra y prófugo de la Justicia durante tres décadas. Fue arrestado en una clínica privada de Palermo cuando iba a tratarse de su cáncer con una identidad falsa. “No quiero ser un superhombre, ni siquiera arrogante; me cogisteis por mi enfermedad”, llegó a declarar después de su detención.Su actividad delictiva se remonta a la década de los ochenta, cuando no había cumplido 30 años, y marcó a algunas zonas del país durante décadas, por lo que la Justicia le condenó a dos cadenas perpetuas.
La última de ellas deriva de su conexión con los asesinatos en 1992 de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en dos tragedias históricas de la lucha de las autoridades italianas contra el crimen organizado durante la década de los noventa.Aunque esta condena subraya que el que fuera jefe de la Cosa Nostra no tuvo ningún papel en la ejecución de los atentados que acabaron con la vida de los jueces, sí concluye que este ofreció ayuda para vigilar a los magistrados en el momento en que el gran responsable de los ataques, Salvatore Riina, decidiera lanzar las operaciones.Messina se convirtió en el fugitivo más buscado de Italia y uno de los más peligrosos a nivel internacional. Su detención fue celebrada como histórica en el país. Sin embargo, tras su arresto, se supo que habría estado escondido en la localidad de Campobello di Mazzara, cerca de su pueblo natal en el sur de Sicilia, Castelvetrano, y que además hacía una vida casi normal, como dan fe los recibos de restaurante y todo tipo de enseres encontrados en su guarida.