Salvador Illa: «La amnistía es algo necesario, aunque nos haga perder votos»
Su figura política se gestó en plena pandemia. Licenciado en Filosofía y exalcalde de La Roca del Vallès, Salvador Illa lideró como ministro de Sanidad la gestión de la Covid-19 y dejó el cargo para ser el candidato del PSC a la Generalitat. Ganó en votos e igualó en escaños a ERC, pero no consiguió formar gobierno y lidera la oposición. Con las encuestas de nuevo a favor, asegura tener “los pies en el suelo” y prefiere centrarse “en el verdadero problema de Catalunya, que es la sequía” y en recuperar el liderazgo de país tras “diez años perdidos”
Es inevitable empezar hablando de la revolta pagesa. ¿Tienen razón los agricultores? La solución a los problemas del campo es compleja porque dependen de decisiones políticas de la Generalitat, pero también del Gobierno del Estado y, sobre todo, de la Unión Europea, pero, ¿se podían haber hecho mejor las cosas?
En primer lugar quiero expresar todo mi respeto a quienes ejercieron el derecho de manifestarse. En algunas cosas tienen razón. Los payeses no pueden convertirse en gestorías. Es muy acertado que pongan sobre la mesa la necesidad de replantear la carga burocrática que sufren. Nadie discute que hay unos objetivos en Europa de sostenibilidad, pero deben ser compatibles con ganarse la vida y, sobre todo, con no competir en una situación de desventaja respecto a terceros países. La mayoría de estos temas se deciden en Europa, por eso es tan importante tener influencia en la Unión Europea. Los responsables del Gobierno de España ya se han comprometido a trabajar para solucionar estas reivindicaciones y estoy seguro de que también hará lo que le corresponde el Govern de la Generalitat y no tirará pelotas fuera, como siempre. Sería un error intentar sacar un provecho político de estas manifestaciones.
La sequía, uno de los detonantes de esta protesta, no es culpa de ninguna administración pero, ¿se podía haber gestionado mejor?
Las cosas no se han hecho bien, esto es una obviedad. Todo el mundo sabe a estas alturas que Catalunya no está preparada para la sequía tan importante que tenemos, pero también estamos a la cola en educación o en energías renovables y nadie toma decisiones. Que en los últimos diez años las cosas no han ido bien creo que es algo que ve cualquiera que las mire con objetividad. Hemos perdido diez años y tenemos que pasar página lo más pronto posible y centrar las energías del país en resolver estas cuestiones que son las que importan a la gente. En materia de sequía no hemos hecho lo que teníamos que hacer. ¿Y qué teníamos que hacer? Pues invertir en agua regenerada y en desalinizadoras, básicamente. Y no se ha hecho. Ni siquiera en estos últimos dos años, cuando la sequía ya era una preocupación real, se ha hecho nada. La situación es muy delicada y el camino no puede ser otro que el de la colaboración entre administraciones. Esta semana hemos tenido un muy buen ejemplo de ello en el acuerdo del Gobierno de España para traer agua de la desalinizadora de Sagunt. Es lo que hay que hacer: ayudar. No es el momento de multar a los ayuntamientos, sino de ayudarlos, así como a los sectores más afectados.
No se hicieron los deberes en 2008 y la solución de urgencia que se planteó entonces vuelve a estar sobre la mesa. ¿Habrá trasvase de cuencas?
Las cuencas internas de Catalunya ya están conectadas y si se hace lo que hay que hacer, que básicamente es apostar por la regeneración de aguas, sobre todo en el Besòs, porque en el Llobregat ya se regeneran 50 hectómetros cúbicos al año, y apostar por las desalinizadoras, las cuencas internas tienen capacidad para dar respuesta a las necesidades de consumo que hay aquí. Yo no soy partidario como hacen algunos de aprovechar la sequía para hacer planteamientos de decrecimiento económico o de confrontar sectores, que creo que es una línea equivocada. Si se hacen las cosas bien hechas, y naturalmente teniendo en cuenta la situación de cambio climático, se puede mantener una actividad económica que genere prosperidad. Este ha de ser el camino. A partir de aquí, mi máximo respeto a los planteamientos que hacen los cuatro colegios de ingenieros [que son partidarios de un minitrasvase del Ebro].
Por primera vez en 161 años el Canal d’Urgell tuvo que cortar el agua a sus regantes la pasada campaña. ¿Cómo ha de hacerse efectiva la modernización del riego de esta histórica infraestructura?
Visité a los responsables del Canal d’Urgell el día que cerraba para expresarles mi apoyo. Les vi plenamente convencidos de la necesidad de modernizar el riego, que supone una inversión muy importante. Soy partidario de que se haga este ambicioso proyecto. El ministerio de Agricultura ha puesto sobre la mesa cerca de 25 millones de euros para dar el primer paso. Este proyecto requerirá de tiempo y de esfuerzos económicos, por lo que pido al Govern de la Generalitat que esté a la altura y ponga los recursos necesarios para poder abordar esta modernización y hacer más efectivo el riego del Canal d’Urgell.
Para eso se necesitarán presupuestos.
El PSC es un partido fiable y predecible. Desde el primer día de esta legislatura nos hemos mostrado abiertos a aprobar presupuestos. Nos ofrecimos para apoyar el presupuesto de 2021, que no se hizo. Nos ofrecimos a aprobar el de 2022, que se aprobó con Junts y Comuns. Y también lo hicimos en 2023, cuando había colapsado el Govern de Esquerra y Junts. Ahora nos hemos vuelto a ofrecer pidiendo, eso sí, que se cumpla lo que acordamos en 2023 porque no queremos que Catalunya pague los platos rotos de un gobierno débil.
También están en negociaciones en Madrid. ¿Habrá un intercambio de estabilidades?
Soy partidario de no mezclar libretas. Además, en el Congreso de los diputados hay 121 diputados socialistas y 7 de Esquerra, pero en el Parlament estamos 33 a 33.
¿La ley de amnistía refuerza al PSC o lo debilita?
Nosotros queremos pasar página después de diez años que, desde nuestro punto de vista, han sido muy desastrosos para Catalunya. Creo que todo el mundo lo ve: sequía, educación, energías renovables, infraestructuras prácticamente colapsadas… El país ha perdido fuerza porque sus gobiernos no han estado a la altura. Queremos pasar página y uno de los mecanismos excepcionales que tenemos para hacerlo es la ley de amnistía, que ha de normalizar Catalunya política, social e institucionalmente. Es una cuestión que no puede decidirse con las encuestas al lado, sino con el convencimiento de que hay que superar unos años perdidos que no han traído nada de bueno. Puedo entender que alguien mire esta ley con desconfianza. Emocionalmente, hubo mucha gente que lo pasó mal, pero no estoy preocupado por la repercusión electoral que pueda tener la medida porque creo que es lo que hay que hacer.
La oposición de la derecha era previsible, pero ¿contaban con la beligerancia de la cúpula judicial?
Tengo todo el respeto para el poder judicial y pido que ellos también respeten el poder legislativo. A partir de aquí, poco más. El Partido Popular y Vox ¿qué oferta hacen para Catalunya? Un 155 permanente, han dicho unos. Otros han dicho, aunque después lo han retirado, que hay que ilegalizar partidos… Son planteamientos antidemocráticos. El horizonte de Catalunya está en una España plural y diversa que juegue su papel en una Europa federal, un espacio público compartido de 450 millones de habitantes que es donde se resuelven problemas como los que han llevado a los payeses a manifestarse.
¿El retorno de Puigdemont será un problema o es la solución?
El problema de Catalunya es la sequía, la educación, las infraestructuras, las energías renovables… Lo que yo quiero es resolver los verdaderos problemas de Catalunya. Y lo digo desde el respeto, espero que nadie se ofenda.
Se acaban de poner en marcha más frecuencias de trenes entre Cervera y Lleida, pero no se ha acortado la duración del trayecto entre Lleida y Barcelona si no se paga un billete de alta velocidad. ¿Esto es por el déficit fiscal?
Los nuevos trenes son, sin duda, una buena noticia. Y ¿por qué se ha producido? Por una actitud acertada de colaboración entre el Gobierno de España y la Generalitat. Se ha impuesto el sentido común. La colaboración ha sido muy importante, así como la testarudez del alcalde Larrosa, que ha insistido hasta que lo ha conseguido. Este es el camino. Las cosas importantes nunca son sencillas ni se consiguen a la primera. También hay que reformar la administracion de la Generalitat para ser más ágiles y evitar que se vayan empresas hartas de esperar eternamente por cada trámite. Esto no pasa por el déficit fiscal ni por el gobierno de Corea del Norte. Es un problema de aquí, nuestro.