PANORAMA
El choque de Aragonès y Albiach por el Hard Rock deja el presupuesto al borde del fracaso
La Generalitat asegura que no puede paralizar el proyecto, que es el principal escollo
El Parlament vota hoy las enmiendas a la totalidad contra las cuentas y ERC solo tiene asegurado el apoyo del PSC
El Govern y los comuns intensificaron ayer los contactos con el objetivo de salvar los presupuestos de la Generalitat para 2024, antes de que hoy se voten en el Parlament las enmiendas a la totalidad que han presentado todos los grupos de la oposición excepto el PSC. Los socialistas eran los únicos aliados con los que contaba el Executiu al cierre de esta edición para apoyar sus cuentas, insuficiente para evitar el veto de la Cámara catalana.
Durante la jornada de ayer ambas partes se reunieron hasta en tres ocasiones para tratar de desencallar el acuerdo, cuyo mayor obstáculo es el macrocomplejo del Hard Rock, una línea roja para la formación morada, y necesario para retener los apoyos de los socialistas a las cuentas, según Esquerra. El primer encuentro tuvo lugar por la mañana entre los equipos negociadores habituales. Al mediodía de celebró otra a la que se añadieron el portavoz de En Comú Podem, David Cid, acompañado del diputado Joan Carles Gallego. Ante la falta de avances se llevó a cabo una última reunión de alto nivel entre el president, Pere Aragonès, y la líder de la formación morada, Jéssica Albiach, pero el resultado fue el mismo. De esta forma, pese a que ambas partes se conjuraron a mantener el contacto hasta el último minuto, cada vez hay más opciones de que el Parlament acabe devolviendo las cuentas a Palau.Durante los diferentes encuentros el Executiu ofreció a los comuns una batería de medidas en políticas de vivienda, como 53 millones de euros para 550 nuevos pisos públicos o una regulación urgente del alquiler de temporada. También planteó 33 millones en becas comedor, 67,5 millones para la gratuidad de la educación infantil 2 o incrementar un 85% en la partida a la salud bucodental, algunas prioridades que habían fijado los comuns en el ámbito social. Con todo, el proyecto del Hard Rock sigue siendo el “arrecife” que hace tambalear las cuentas. Y es que el Executiu descarta comprometerse a paralizar el macroproyecto, como les han pedido los morados, insistiendo en que no está en sus manos. “No tenemos margen para detener una tramitación en marcha, ni tampoco podemos forzar a los funcionarios para que hagan un informe en contra, eso sería prevaricar ”, afirmó la portavoz del Executiu, Patrícia Plaja. En este sentido, apuntó que Albiach también tiene “canales y palancas” en Catalunya y Madrid para forzar a los socialistas a renunciar al macroproyecto. Desde el otro lado, fuentes de los comuns afirmaron que su intención es seguir negociando hasta que la Generalitat les responda sobre su propuesta de moratoria –que plantearon en el pleno monográfico sobre la sequía– a planteamientos urbanísticos en tiempos de sequía, como opción para frenar el Hard Rock, una posibilidad que el Executiu ha descartado públicamente. De la misma forma, En Comú Podem señaló que no han recibido ninguna propuesta alternativa por parte del Govern para intentar salvar ese escollo, ya que los de Albiach consideran “insuficiente” revertir las rebajas fiscales prometidas a los inversores del macrocomplejo. Con todo los comuns mantienen viva la esperanza de que en las horas que restan les ofrezca algún compromiso tangible que les permita retirar la enmienda a la totalidad contra las cuentas. Estas pueden anularse hasta antes de la votación en el Parlament, prevista para este mediodía.
Si el Parlament rechaza el proyecto presupuestario, este volvería al Govern, que debería elaborar uno nuevo ERC podría negarse a dar apoyo a las cuentas del Estado si los ‘comuns’ tumban las del Govern
El Parlament podría volver a vivir hoy un episodio como el de junio del 2016, aunque en un contexto y con protagonistas muy distintos. Hace casi 8 años, la CUP no permitió la tramitación de los presupuestos de JxSí con Carles Puigdemont de president de la Generalitat y Oriol Junqueras de vicepresident y conseller de Economía. Fue la primera vez desde la restauración de la democracia, en 1980, que las cuentas no superaban las enmiendas a la totalidad. La CUP impidió su tramitación y el Govern tuvo que esperar casi un año para volver a sacar adelante un nuevo presupuesto.
El temor a que los presupuestos de este año no salgan adelante hace tiempo que planea sobre el Palau de la Generalitat y sin nuevas cuentas para el 2024, el Govern no descarta ningún escenario. Ya hace días que el Executivo avisa de que, si los comuns tumban las cuentas, “habrá consecuencias”, y todo apunta a que ERC podría negarse a aprobar los presupuestos del Estado. Asimismo, entre las filas de los republicanos también aumenta el debate sobre qué hacer en Catalunya. Por un lado, Pere Aragonès podría mantener la prórroga presupuestaria e intentar negociar partidas concretas para ampliar las cuentas de 2023, aunque con poco margen de maniobra. Por otro, cada vez hay más voces que estudian el escenario de un adelanto electoral en Catalunya. El president ha negado en reiteradas ocasiones que se esté planteando esta última opción y su intención es acabar la legislatura en febrero del próximo año, cuando pondría las urnas.
Junts lamenta que se les haya dejado fuera de las negociaciones
Junts sostuvo ayer que el president Aragonés “todavía tiene margen para pactar unos presupuestos de país” con ellos, con condiciones como la bajada de la presión fiscal, pero lamenta que del otro lado “no haya voluntad de negociar “. La víspera del debate en la totalidad en el Parlament, la portavoz Mònica Sales contrapuso las reuniones que estaban manteniendo con los comuns con la situación de su partido, que solo han sido convocado en cuatro ocasiones. En este sentido, Sales señaló que el rechazo de las cuentas por el Parlament “constataría la debilidad” del Executiu. Por su parte, la CUP acusó al Govern de actuar “de forma blanda con el poder” y “de forma intransigente con las mayorías y los de abajo”. En este sentido, denunció que Esquerra está “chantajeando” a su izquierda, tanto a ellos como a los comuns, para “blanquear el modelo de la sociovergencia”.