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ELECCIONES

La elección de Illa depende de Esquerra

El candidato socialista deberá hacer múltiples equilibrios para ser President si no logra reeditar un nuevo tripartito

En caso contrario, la alternativa más probable es la repetición electoral

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ERC, que compartía el primer lugar en escaños con el PSC, obtuvo la presidencia y gobernó en solitario durante parte de la anterior legislatura, ha sufrido un severo varapalo, al pasar de 33 a 20 escaños. Pero, paradojas de la vida, tendrá un protagonismo decisivo para decidir sobre la elección del nuevo President y la formación del Govern, o bien si opta por forzar unas nuevas elecciones. En un escenario anterior al ‘procés’, habría muy pocas dudas de que el Govern quedaría en manos de un tripartito de izquierdas liderado por los socialistas, con Esquerra y Comuns como socios, repitiendo la fórmula utilizada en 2003 y 2006. Entre los tres suman 68 diputados, justo el mínimo necesario para la mayoría absoluta. Sin embargo, la situación actual es muy distinta a la de entonces y está por ver si la huestes de Pere Aragonès y Oriol Junqueras dan prioridad al ámbito independentista o al de izquierdas, y todo ello a expensas de conocer cuál será el coste que tendrá para el liderazgo de ambos esta derrota electoral, que amenaza con poner fin a la etapa de calma más extensa que ha vivido el partido desde la restauración de la democracia tras el franquismo. Lo que sí parece claro es que Salvador Illa puede contar con el apoyo de los 6 diputados de los Comuns. Ahora bien, para ser investido necesita de la mayoría absoluta en una primera sesión, y cualquier alternativa que no sea este tripartito es muy difícil. El PSC también la sumaría con Junts, y más claramente, pero Puigdemont ha dicho por activa y por pasiva que no pactará con los socialistas. Si no consigue los 68 votos necesarios en una primera sesión, Illa debería obtener más votos a favor que en contra en una segunda, que se celebraría dos días después. Aquí podrían entrar más variables, como la abstención por parte de alguno de los grupos. El problema principal es que deben ser varios los que decidan hacerlo para que el candidato del PSC pueda ser elegido por mayoría simple. En todo caso, para ser investido precisa de que de una forma u otra se rompa la división entre los bloques independentistas y constitucionalistas, porque no puede esperar los votos a favor ni la abstención de Vox y, seguramente, tampoco del PP, a menos que se repita una situación similar a la vivida el pasado año en el ayuntamiento de Barcelona, cuando los populares votaron a favor del candidato socialista. Si Illa fracasa en su objetivo, lo más probable es que habrá que repetir elecciones. Porque la opción de que Carles Puigdemont pueda volver a ser elegido President es todavía más remota. Para ello necesitaría ineludiblemente el apoyo de Esquerra y que el PSC renunciara a la presidencia y optara por la abstención. Claro que Pedro Sánchez precisa del apoyo de ambos partidos independentistas para mantener la frágil mayoría en el Congreso que hizo posible su reelección, pero por mucha capacidad de presión que tengan Junts y Esquerra, el coste político que sufriría el PSC sería enorme. Si este escenario suena a ciencia ficción, cualquier otro ya sería pura utopía. En todo caso, el pleno para la constitución del nuevo Parlament y la elección de su presidente servirán para intuir si la legislatura que acaba de comenzar tendrá recorrido o no.

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