FRANCIA PACÍFICO SUR
Macron retira la reforma que inició la revuelta en Nueva Caledonia
En aras de que profranceses e independentistas vuelvan al “diálogo político”
La leridana que está atrapada en el territorio de ultramar espera aún su evacuación
El presidente francés, Emmanuel Macron, decidió ayer dejar en suspenso la reforma del censo electoral que desató la revuelta en el territorio de Nueva Caledonia y urgió a profranceses e independentistas a que lleguen a “un acuerdo global” que sea votado por los caledonios.En una visita exprés a este archipiélago del Pacífico sur, situado a 17.000 kilómetros de París, Macron consideró como condición indispensable para la vuelta al diálogo político que cesen los piquetes y bloqueos de la revuelta que estalló hace 12 días y que se ha cobrado de momento seis muertos, dos de ellos gendarmes. Así, la convocatoria del Congreso, que reúne la Cámara Baja y Alta y es necesaria para incluir la ampliación del censo electoral de Nueva Caledonia en la Carta Magna gala, queda en suspenso. No obstante, Macron insistió en que el “nuevo acuerdo global” deberá incluir de nuevo una reforma del censo electoral, un asunto que enerva a los independentistas canacos porque consideran que su ampliación les perjudica.
Macron abogó también por que este nuevo pacto sirva para que la economía sea menos dependiente del níquel –materia prima indispensable para las baterías de los coches eléctricos pero cuyo precio se ha desplomado en los últimos años– y habló, sin dar más detalles, de “la cuestión de un voto de autodeterminación”. La idea de Macron es que el “nuevo acuerdo global” que salga tras las revueltas sea votado por los 270.000 habitantes de este territorio colonizado por Francia en el año 1852.En Nueva Caledonia continúa aún atrapada Cristina Siegrist, una joven veterinaria leridana que se encontraba en la isla de vacaciones y que espera ser evacuada a Nueva Zelanda por el Gobierno de ese mismo país, que ha fletado aviones para sacar del territorio autónomo galo tanto a sus ciudadanos como a los 3.500 extranjeros que se quedaron allí varados debido al estallido de la revuelta. Tanto Siegrist como su familia llevan días denunciando la “desatención y la falta de respuesta” que padecen desde el Gobierno de España, cuyo embajador en París es el leridano Victorio Redondo. “Lo único que nos piden es papeles, pero tras tantos días ni una solución”, lamentan.