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ELECCIONES

Unos comicios propicios a las sorpresas

Con el sistema electoral que fija una circunscripción única y sin porcentaje mínimo de votos

Facilita la entrada en el Parlamento Europeo de representantes de partido “pequeños”

Vista general de l’hemicicle del Parlament Europeu amb 720 diputats.

Vista general del hemiciclo del Parlamento Europeo con 720 diputados. - EUROIPA PRESS

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Las peculiaridades del sistema electoral para los comicios al Parlamento Europeo, con una circunscripción única y ausencia de un porcentaje mínimo de votos, hacen que estas elecciones sean distintas de otros procesos y propicias para sorpresas como la irrupción de candidaturas al margen de la política tradicional. La irrupción en mayo de 2014 con cinco escaños de un por entonces poco conocido Podemos –se había registrado como partido apenas tres meses antes– o las expectativas de entrar en la Eurocámara que otorgan algunas encuestas a la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta, iniciativa liderada por el agitador Alvise Pérez, para el 9 de junio, son algunos ejemplos.

El artículo 214 de la ley electoral española establece que, en el caso de los comicios al Parlamento Europeo, la circunscripción a nivel estatal, es decir, la suma de los votos que se consiguen en toda España es la que determina la obtención de los escaños. Todos los votos cuentan y no hay riesgo de que, como ocurre en las generales, se pierdan aquellos que no han servido para lograr escaño en cada provincia. También resulta más fácil constituir una agrupación de electores para las europeas que para las elecciones al Congreso y Senado, ya que para las primeras bastan 15.000 firmas en toda España, mientras que en los comicios a Cortes Generales deben venir avaladas por al menos el 1% del censo electoral de cada circunscripción. Por ejemplo, en las pasadas elecciones generales eran precisas 19.900 firmas en la circunscripción de València, 42.400 en la de Barcelona o 52.200 en la de Madrid.Otra consecuencia de la circunscripción única es que las fuerzas nacionalistas o regionalistas tienden a agruparse en coaliciones para sumar sus votos, ya que los apoyos que obtienen en sus respectivos territorios rara vez bastan para acceder al Parlamento Europeo.En varias ocasiones, los partidos integrantes de estas coaliciones se han repartido el escaño de forma rotatoria durante la legislatura. Para los comicios del 9 de junio destacan: Coalición por una Europa Solidaria (CEUS) que agrupa a PNV, CC y otros pequeños partidos, y Ahora Repúblicas, que reúne a ERC, EH-Bildu, BNG y Ara Més. Con todo, Junts concurre en solitario. Si bien los partidos “pequeños” tienen que recurrir en la mayoría de los casos a estos acuerdos, al menos tienen la ventaja de que, a diferencia de lo que ocurre en el resto de elecciones en España, en estas no existe un porcentaje mínimo de votos para acceder al escaño, lo que les favorece frente a los partidos mayoritarios. Al menos por ahora, ya que la reforma del acta electoral de la UE de 2018 –que aún no ha entrado en vigor– propone el establecimiento de un umbral de entre el 2 y el 5% de los votos válidos emitidos en las circunscripciones que elijan más de 35 eurodiputados.En España se elegirán a 61 eurodiputados, dos más que en las últimas elecciones debido a la evolución demográfica, lo que la convierte en el cuarto país de la UE con más presencia en el Eurocámara por detrás de Alemania (96), Francia (81) e Italia (76).

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