Macron intenta frenar la sangría de apoyos al adelantar las elecciones

El presidente de Francia, Emmaniel Macron, intentó el domingo parar la sangría de la confianza de los franceses en su gobierno anunciando el adelanto electoral ante la aplastante victoria de la ultraderechista Agrupación Nacional en los comicios europeos. Un día después, el dirigente galo expresó su confianza en la “capacidad” de la ciudadanía gala a tomar la decisión “más justa” en las próximas elecciones.

Los franceses estarán llamados a las urnas los próximos días 30 de junio, en primera vuelta, y el 7 de julio, en segunda vuelta, para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional, apenas dos años después de los últimos comicios. El sistema electoral francés, tanto a nivel presidencial como legislativo, tiene entre sus particularidades la existencia de una doble vuelta que históricamente ha servido como cortafuegos para candidatos radicales y ha lastrado las aspiraciones de poder de partidos ultras como Agrupación Nacional, heredero del antiguo Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen.Paralelamente, la rentabilidad exigida por los inversores a los bonos soberanos de Francia con vencimiento a diez años superaba ayer el umbral del 3,2% por primera vez desde el pasado mes de noviembre, después del anuncio de la convocatoria de elecciones anticipadas. En Alemania, el Partido Socialdemócrata (SPD) descartó un adelanto de las elecciones tras la debacle de las europeas, donde el principal partido del actual Gobierno quedó relegado a la tercera plaza, por detrás de la CDU y de Alternativa para Alemania.Mientras, el rey Felipe de Bélgica aceptó ayer el cese del primer ministro, Alexander De Croo, tras el batacazo de los liberales flamencos en las elecciones regionales, federales y europeas, gobierno que continuará en funciones, hasta que se forme nuevo Ejecutivo.Por otra parte, el resultado en Hungría de las elecciones europeas han redibujado el mapa político del país, con un pérdida de apoyo a Viktor Orbán, primer ministro con mayoría absoluta desde 2010, y con el auge de un antiguo aliado Péter Magyar, que ha arrebatado también apoyos a gran parte de la oposición progresista.