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FRANCIA JUSTICIA

“Soy un violador, como el resto de los acusados, que lo sabían todo”

El acusado en Francia de drogar a su mujer para que fuera violada pide perdón y dice ser un “adicto al sexo”. Niega entre sollozos haberle hecho lo mismo a su hija

La víctima dirigiéndose ayer junto a su hija al juicio contra su marido y el resto de acusados. - EFE

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Dominique Pelicot, apodado ya como el Monstruo de Aviñón y acusado de haber drogado a su mujer durante al menos una década para que decenas de individuos la violaran en su propia vivienda, admitió ayer los hechos y dijo ser “un violador, como todos los presentes en la sala –en referencia al resto de acusados–, que al venir conocían su estado”. Tras ausentarse en repetidas ocasiones del juicio en su contra por motivos de salud, el principal acusado, de 71 años, testificó por fin ayer ante el tribunal de Vaucluse, en el sureste de Francia, que le juzga a él y a otros 50 hombres a los que se les acusa–menos a uno– de un delito de violación agravada, que les podría conllevar una pena de 20 años de cárcel. Pelicot que se presentó como un “adicto al sexo”, una patología que atribuyó a las agresiones sexuales que sufrió en su infancia, mostró su arrepentimiento por las atrocidades que cometió contra su mujer y afirmó que “su adicción fue más fuerte que él” . “Soy culpable de lo que hice”, dijo, para asegurar, justo después, que Gisèle, su esposa, “no se merecía esto”.

El acusado, que documentó todas las violaciones, grabadas y fotografiadas, en archivos de su ordenador, explicó que lo hacía porque eso le producía “placer”, pero celebró que esa “perversión” haya servido ahora para “identificar a todos aquellos que participaron” y que lo acusan de “manipulación”.

Esta declaración la hizo en presencia de la víctima, que afirmó que en los 50 años que vivió con su marido no pudo imaginarse que la violara y que no dudó de él “ni un solo segundo”. “Durante cincuenta años viví con un hombre del que no imaginaba que pudiera cometer estos actos de violación. Él es consciente de esos actos de violación, pero yo no dudé de este hombre ni un solo segundo. Tenía plena confianza en él”, aseveró.El principal acusado, que declaró en algunos momentos entre sollozos, se esforzó también repetidamente en convencer a su hija Caroline de que a ella no la había drogado ni violado como a su mujer, como lo podrían dejar intuir unas fotos de ella desnuda y aparentemente dormida que el padre guardaba en sus archivos, y que ella no sabe de dónde han salido.

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