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FRANCIA CORRUPCIÓN

Condenado a arresto domiciliario Sarkozy: un seísmo en Francia

Deberá llevar un brazalete electrónico durante un año tras sentenciarle el Tribunal Supremo galo por corrupción. El político conservador denuncia acoso judicial

Imagen del expresidente francés Nicolás Sarkozy. - EFE/ J.J. GUILLÉN

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El expresidente francés Nicolas Sarkozy portará en los próximos días un brazalete electrónico, exigencia impuesta para el cumplimiento de la pena de un año de arresto domiciliario por corrupción y tráfico de influencias que el Tribunal Supremo convirtió ayer en definitiva.

El conservador fue condenado por haber prometido en 2014 al magistrado Gilbert Azibert usar su influencia para obtener un puesto honorífico en Mónaco, a cambio de obtener información que estaba bajo secreto de sumario en otra instrucción contra él.

Esa maniobra llegó a los investigadores que tenían pinchada la línea telefónica secundaria con la que Sarkozy se comunicaba con su abogado, sabedor de que la oficial también había sido intervenida en otro caso.

Tanto en primera instancia como en Apelación los jueces consideraron probada que había una intención corrupta y de tráfico de influencias, aunque esta nunca llegó a sustanciarse.

Por ello le condenaron a tres años de cárcel, dos exentos de cumplimiento y el restante con la posibilidad de hacerlo en arresto domiciliario con brazalete electrónico, pena confirmada ahora por la máxima instancia judicial del país.

La sentencia del Supremo, un año y medio después de la dictada en Apelación, pone fin a su recorrido judicial en Francia, aunque Sarkozy anunció que proseguirá el combate judicial en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y el de su imagen en el terreno mediático.

Una condena inédita en el país, la primera de arresto contra un antiguo jefe del Estado, que ha levantado una tormenta jurídica, por la interpretación legal que conlleva, y política, por la importante influencia que el inquilino del Elíseo entre 2007 y 2012 aún tiene en el país.

Retirado de la primera línea política pero con una elevada cota de popularidad, como reflejan las cifras de ventas de sus libros, Sarkozy se mantuvo combativo, siguió clamando su inocencia, se dijo víctima de “doce largos años de acoso judicial” en los que sus derechos fueron “pisoteados” y emitió dudas sobre el trasfondo político que podía tener la condena.

Además, su abogado, Patrice Spinosi, anunció que recurrirá ante el Tribunal de Estrasburgo.

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