FRANCIA ABUSOS SEXUALES
El exmarido de Pelicot, condenado a veinte años por drogarla y violarla
Las penas para los otros 50 agresores van de 3 a 15 años, por debajo de la petición fiscal. Gisèle agradece el apoyo social y dice que respeta la sentencia
El juicio por las violaciones y agresiones contra Gisèle Pelicot concluyó ayer en Aviñón con una condena de 20 años para el principal acusado, Dominique Pelicot, y penas en general menores a las solicitadas por la Fiscalía para sus 50 cómplices, todos ellos declarados culpables. Dominique, de 72 años y que drogaba a su esposa para que otros hombres la violaran, deberá cumplir al menos dos tercios de su condena entre rejas, pero después tendrá la oportunidad de acceder a la libertad condicional.
Las penas menos severas se sitúan entre los tres y los quince años de prisión y el total de las condenas para los 51 acusados ascienden a algo más de 400 años, una cifra muy inferior a los 652 años que sumaban las reclamadas por la Fiscalía. Además, seis de los condenados quedarán en libertad, ya sea porque las penas están exentas de cumplimiento en la cárcel o porque ya han cumplido parte de ellas en prisión provisional. Esas diferencias desataron inmediatamente el disgusto de los cientos de personas que se habían apostado desde primera hora de la mañana para seguir el juicio y respaldar a la víctima.
“Vergüenza de Justicia”, gritaron muchos de los presentes, la mayoría de ellos mujeres, que se sumaron a las convocatorias de las asociaciones feministas francesas que han estado acompañando este proceso durante algo más de tres meses. Al terminar la sesión, Gisèle Pelicot abandonó la sala a la que acudió prácticamente cada día desde que empezó el juicio, el 2 de septiembre, y después ofreció una breve declaración a la prensa, en la que dijo que respetaba el trabajo del tribunal y la sentencia. “Hablo con profunda emoción”, fue lo primero que dijo. “Este juicio ha sido una prueba muy difícil (...), pienso en las víctimas no reconocidas cuyas historias a menudo permanecen en la sombra. Quiero que sepan que compartimos la misma lucha”, prosiguió. También agradeció el apoyo de la sociedad, así como el de sus abogados.
Por la dignidad mostrada durante todo el proceso, que ella misma pidió que fuera público, Gisèle Pelicot se ha convertido, sin buscarlo, en un símbolo feminista mundial y en una de las mujeres más influyentes del último año en Francia.