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INTERIOR EXPEDIENTE

Traslado de un mosso arrestado por la huida de Puigdemont en agosto

Trapero considera una traición que un agente ayudara al expresident a salir de Barcelona sin ser detenido. Era el titular del coche con el que esquivó el operativo

Puigdemont dio un breve discurso el 8 de agosto en el Arc de Triomf antes de desaparecer. - ACN

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Los Mossos d’Esquadra han cambiado de destino a uno de los tres agentes detenidos por su presunta vinculación con la huida del expresident de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, en agosto de 2024. La División de Asuntos Internos (DAI) de los Mossos abrió ese mismo mes un expediente sancionador contra los agentes que, de forma cautelar, fueron suspendidos de empleo y sueldo a la espera de la resolución judicial y de momento esta es su primera decisión.

Las defensas presentaron un recurso y, a mediados de diciembre, según avanzó ayer Vilaweb, le han comunicado a uno de ellos, Jordi R, que, alternativamente a la suspensión de empleo y sueldo, lo cambiarán de lugar de trabajo hasta que se resuelva su situación. La resolución que firma el director general de la policía, Josep Lluís Trapero, acepta uno de los argumentos de la defensa del mosso, que dice que la suspensión del sueldo de forma indefinida, hasta que exista una sentencia judicial que puede tardar años, es demasiado contundente. Ahora pasa de trabajar en un centro penitenciario de Barcelona, al aeropuerto de El Prat de Llobregat.

La resolución de Trapero, explica Vilaweb, califica de traición que un agente de los Mossos no contribuyera a detener a Puigdemont: “Casos como el presente (...) rompen la relación de confianza con la Administración a la que pertenece el funcionario [el cuerpo de Mossos d’Esquadra], porque son muestra de su traición a su deber y compromiso adquirido con la sociedad a la que debería servir y ocasionan un grave perjuicio a la Administración”. Al agente en cuestión se le presupone una colaboración con Puigdemont debido a que el coche blanco en el que se fue está a su nombre.

Él se defendió diciendo que había intercambiado el vehículo con una amiga por otro, aunque nunca llegaron a formalizar el cambio de titularidad de los vehículos. Esta amiga era, supuestamente, quien conducía el vehículo.

En ese momento, el agente llevada dos años de baja laboral. Trapero dice que “en ningún caso supone que el funcionario deje de ser policía, con las obligaciones inherentes a su profesión”.

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