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Queremos comercializar el kiwi rojo en mercados próximos

La empresa de Soses Vivers Viladegut, dedicada al asesoramiento técnico en la plantación de variedades de fruta, almendro y olivo, ha puesto en marcha durante la pandemia otros proyectos como un centro receptor de almendra y apuesta por la economía circular

Una imagen del centro receptor de almendra, con capacidad para procesar 3 milllones de kg.

Queremos comercializar el kiwi rojo en mercados próximos

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En un contexto de paro económico provocado por la pandemia, algunas empresas pudieron superar los obstáculos y emprender diferentes proyectos. Es el caso de la empresa de Soses Vivers Viladegut, centrada en el asesoramiento en plantación y la introducción de nuevas variedades frutícolas. El director general, Andreu Viladegut, explica los detalles de estas nuevas iniciativas en torno a un sector productivo esencial, el agroalimentario, que el coronavirus “ha puesto en valor”, afirma.

Ustedes han invertido esfuerzos a introducir nuevas variedades como el kiwi rojo. ¿Cómo está funcionando?

La primera fase prevé producir el kiwi rojo en nuestras tierras y en la segunda fase se aborda la comercialización. Con el fin de impulsarlo se ha constituido un consorcio a escala europea con Italia, Francia, Grecia y España, con dos o tres comercializadoras por país. Nosotros empezaremos a producir en el 2022 y confiamos en obtener entre 20 y 25 toneladas de kiwi rojo.

¿La producción se destinará a mercados nacionales o internacionales?

Lo comercializaremos enfocado a mercados de proximidad, ya que cada país tiene su productor, así que queremos centrarnos básicamente en Cataluña y Aragón. Consideramos que hay un mercado potente, porque es un producto nuevo que interesa. Tenemos bastantes supermercados en el ámbito catalán que han mostrado interés en incorporarlo a su stock, es una tendencia de futuro todo el que se refiere producto de proximidad. De hecho, ya habíamos introducido en algún punto kiwi procedente de Italia y tiene bastante aceptación. Sin embargo, el precio es elevado, ya que está relacionado con los costes de producción.

¿Con respecto a otros cultivos, hay alguna iniciativa en marcha?

Tenemos otro proyecto que hemos desarrollado en plena pandemia, como es el centro receptor de almendra. Este año es el primer año que recepcionen almendra, hacemos todo el proceso de limpieza de las impurezas del fruto, le hacemos el secado, lo guardamos y lo enviamos a fábrica. Tenemos capacidad para procesar hasta unos 3 millones de kilogramos, si bien hasta ahora no hemos superado el 25 o 30 por ciento del total, ya que sólo hemos operado una campaña. También nos dedicamos a producir almendra en fincas propias, destinando unas 160 hectáreas.

Apuestan por la sostenibilidad...

Queremos reducir las aportaciones de abonos químicos y sustituirlas por orgánicos. De hecho, es una práctica que los últimos años estamos intentando implantar. Por eso, hemos firmado un convenio de cesión de tierras a las explotaciones ganaderas con la idea de aprovechar los purines que estas explotaciones generan. Lo importante del convenio es convertirlo en realidad, que no se quede en una declaración de intenciones. Así, nos ahorramos gasto en abonos y aprovechamos también el recurso, un claro ejemplo de economía circular.

¿En cuanto a la eficiencia energética, es una prioridad?

A nivel de centro receptor de almendra no hemos puesto en marcha proyectos en este ámbito, pero en el caso de la Cooperativa de Soses a la cual estamos vinculados intentaremos en el 2022 instalar placas solares para las cámaras frigoríficas de fruta. Lo subvencionaremos por otros programas operativos diferentes de los fondos Next Generation.

¿Con el fin de materializar vuestros proyectos, os han prestado apoyo las entidades bancarias?

BBVA nos ha dado apoyo para sacar adelante varios proyectos, prestando un buen servicio, y apuestan por la digitalización y la sostenibilidad. Nos han ayudado en materia de financiación, por ejemplo adelantando pagos a los proveedores. Nosotros a menudo hacemos de banca, ya que los agricultores se proveen de nuestro producto al iniciar la campaña, pero no lo pagan hasta que finaliza la cosecha. El banco nos hace de puente entre unos y otros.

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