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Todos contra el cambio climático

Para hacer frente al calentamiento global hay que calcular y reducir la huella de carbono, los gases de efecto invernadero que emitimos || La app de BBVA ofrece una funcionalidad que permite conocer el impacto ambiental de nuestro día a día y propone medidas para mitigarlo, ahorrando energía y dinero

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Se nos agota el tiempo para salvar al planeta. La nueva Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) concluía sin medias tintas que no hacemos frente a la crisis climática como deberíamos y esto tendrá consecuencias irreversibles. Actualmente, la temperatura media global es 1,1 grados mayor que la de los niveles preindustriales. Y, tal como se acordó en 2015 en París, no ha de superar los dos grados. Si mantenemos el ritmo actual, los científicos alertan de que hasta el 2030 se emitirán 58 gigatoneladas de dióxido de carbono, lo que comportará un incremento de la temperatura de 2,5 grados. Las consecuencias se repartirían como una bomba de racimo: se multiplicarían los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías y las pérdidas de ecosistemas, cuyo impacto sería devastador para millones de personas, indica la ONU.

Para evitarlo y no superar los 2 ºC no existe otra fórmula que reducir las emisiones a la mínima expresión. Por ello, calculan que las de CO2 tendrán que disminuir un 45% con respecto a 2010 antes de 2030 y alcanzar cero emisiones netas en 2050, o, en otras palabras, la neutralidad climática.

Se trata, pues, de un reto descomunal que exige una gran alianza social. No solo deben intervenir los países y grandes compañías, sino los ciudadanos de a pie. Pero, ¿por dónde empezar? Por algo tan elemental como calcular nuestra propia huella de carbono. En pocas palabras, saber qué cantidad de gases de efecto invernadero (medidos en toneladas de CO2) generamos en nuestro día a día, a menudo sin ser consciente de ello. Y es que, si conocemos al detalle cuáles son los efectos de nuestra actividad cotidiana, podremos corregir lo que está mal y ser más responsables con el planeta.

La tecnología al rescate

La tecnología nos puede ayudar en este cometido. Por ejemplo, podemos recurrir a una aplicación para móviles, como la diseñada por BBVA. Pionera en España, esta app dispone de una funcionalidad que le permite calcular la huella de carbono. (CO2 ). Analiza los recibos energéticos y los gastos en transporte de los clientes, de manera que ofrece una estimación del CO2 emitido a la atmósfera sin que sea preciso introducir ningún dato. Pero va más allá, y pretende hacer pedagogía. Por ello, la herramienta propone al usuario medidas concretas para atenuar su impacto en el medio y, a la vez, ahorrar en las facturas, ahora más necesario que nunca debido a la escalada del precio de la energía. A veces, solo es preciso cambiar los hábitos para empezar a notar cómo baja la factura. Por ejemplo, no está de más bajar el termostato de la calefacción o, simplemente, algo tan sencillo como apagar la luz al salir de una habitación.

Sin embargo, podemos y debemos ir mucho más allá. Podemos apostar por mejorar la eficiencia energética de nuestro piso o casa, instalando placas solares fotovoltaicas o acometiendo una rehabilitación integral. En este sentido, los fondos europeos Next Generation nos pueden ayudar a financiar las obras. También podemos reducir, reciclar o separar residuos, sobre todo de los envases de plástico, comprar productos de proximidad o bien desplazarnos con vehículos no contaminantes, ya sean colectivos o privados. Si nos movemos habitualmente en coche particular, el plan Moves III contempla ayudas para la compra de vehículos eléctricos o híbridos enchufables.

Al servicio de las empresas

Si la suma de pequeñas acciones individuales puede hacer mucho y bien por la salud del planeta, aún es más evidente en el caso de las empresas. Y no solo por una cuestión de responsabilidad medioambiental, sino económica. Si conocen su huella de carbono podrán adoptar prácticas más respetuosas y encontrar márgenes para ahorrar.

Para ello pueden recurrir a la aplicación de BBVA para empresas. Realiza los cálculos a partir de los movimientos de las cuentas agregadas relacionados con los recibos de la electricidad, el gas o el combustible. Tomando como punto de partida esta información, la multiplica por un factor de emisión, arrojando como resultado las toneladas de CO2 que lanzan a la atmósfera fruto del consumo de energía. Con los datos obtenidos, la empresa puede emprender diferentes acciones para disminuir su huella y su factura energética. Por ejemplo, instalar energías renovables en sus instalaciones. Otra opción es apostar por el reciclaje, rompiendo una lanza a favor de la economía circular. O bien compensar lo que se emite reforestando o protegiendo ecosistemas. Acciones que le permitirán emprender la transición hacia la energía verde.

Una transición que hemos de abordar todos sin excepción si queremos ganar la batalla contra el cambio climático. Según la ONU, los países desarrollados deben descarbonizar su economía cuanto antes, a la vez que deben ayudar a los países en vías de desarrollo a llevar a cabo un proceso de mitigación de emisiones. Porque en cuestiones de calentamiento global, no hay fronteras que valgan.

En casa también dejamos huella Cada una de nuestras acciones, por inocua que parezca, deja huella. Al menos, en el medio ambiente. Y esta no se desvanece así como así. Solo por ducharnos, emitimos cada año 109 kg de CO2. Por cada kg de basura que no reciclamos, generamos 0,7 kg de CO2. Y una actividad tan cotidiana como ver la televisión unas horas al día, implica que lanzamos a la atmósfera unos 35 kg de CO2 al año. E incluso en modo reposo, puede llegar a producir hasta 15 kg de este gas. De hecho, se calcula que cada hogar español emite anualmente una media de 12,5 toneladas de gases de efecto invernadero. Y la cantidad va en aumento, a pesar de la crisis económica.

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