EDITORIAL
La resurrección de la MAT
Después de dos años de aplazamiento del proyecto de la línea de muy alta tensión del Pallars, más conocida como autopista eléctrica, por la oposición popular e institucional, Red Eléctrica vuelve a mover sus piezas para resucitar el proyecto.
En esta ocasión no estamos hablando de declaraciones, anuncios, ni intenciones, sino de una resolución del ministerio de Medio Ambiente publicada en el Boletín Oficial del Estado del martes a favor de la declaración favorable de impacto ambiental de la subestación de Isona y el trazado de la línea de muy alta tensión a través de 18 pueblos de Aragón, desde Peñalba, origen de la línea, hasta Pont de Montanyana, y de otros cinco de Lleida, Tremp, Castell de Mur, Gavet, Llimiana e Isona.
En Huesca se recuperan los tramos de la antigua autopista eléctrica que tenía que conectar las subestaciones de Aragón y Cazaril, en Francia, que fue paralizada en 1999 por la oposición popular y diversas sentencias judiciales en Francia que obligaron a modificar el trazado, con el argumento de aprovechar las torres instaladas, y parece evidente que si se aprueba la subestación en Isona es para completar las conexiones con Francia, como ha admitido implícitamente la misma empresa promotora, Red Eléctrica.
Lo sorprendente es que a estas alturas se mantengan prácticas de otros tiempos y que un proyecto que ya fue paralizado por la oposición popular se reactive sin el menor debate, sin que los ayuntamientos afectados sean informados, con una resolución aprobada en pleno periodo veraniego, y sin que ni siquiera la Generalitat esté al corriente de un proyecto que afecta a parte de su territorio y al que se opuso en su momento.
Y sigue sorprendiendo que dos días después, la Generalitat siga sin pronunciarse sobre la cuestión pese a la oposición expresada por todos los alcaldes afectados y cuando estamos hablando de un proyecto ampliamente rechazado por su impacto ambiental y las repercusiones todavía no evaluadas en la salud de personas y animales por donde transcurran las líneas de 400 kV.
Ya no estamos en tiempos del ordeno y mando y no se puede aprobar una línea así contra la voluntad de los habitantes afectados. Si la red eléctrica ha de interconectarse, que sea sin costes ambientales y con un trazado negociado por todas las partes.