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Los agentes de los Mossos d’Esquadra que custodiaban anoche la subdelegación del Gobierno central en Lleida tuvieron que soportar no solo una lluvia de improperios por parte de los manifestantes, sino también otra de objetos, entre los que abundaban los productos alimentarios. Y es que además de lanzarles los tradicionales huevos y tomates, algunos manifestantes les tiraron arroz con mucha más furia de lo que es habitual en las bodas, e incluso botellas de agua. Esta particular lluvia se completó con un casco, algún paraguas e incluso una reja de una de las furgonetas de los Mossos aparcadas a modo de barrera y que varios de los concentrados arrancaron. Todo ello aderezado con una gran variedad de gritos y cánticos en contra de la policía catalana.

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