Privado
Aprendiendo sobre el siluro
La operación contra el tráfico de siluros ha obligado a hacer un máster de urgencia a los investigadores sobre este tráfico nada habitual y con cuestiones sorprendentes. El fiscal Joan Boné tuvo que aclarar a algún periodista que el tráfico era con siluros muertos, porque vivos serían difícilmente transportables, y que se trasladaban a Rumanía, donde se destinaban al consumo humano una vez troceados y bañados en detergente para evitar los olores que generaban. La red coordinaba a quienes pescaban los siluros en Lleida, Zaragoza y Huesca, quienes los manipulaban en La Caparrella y Bell-lloc, los transportistas y los vendedores en Rumanía, y hubo que destinar dos investigadores desde Lleida a La Haya para coordinar la investigación. Mundo desconocido, el del siluro.