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Viajar a Barcelona por la línea de Manresa es ya habitualmente un calvario porque entre retrasos, averías y falta de conductores no hay día sin incidencias. Pero las lluvias torrenciales del martes han multiplicado por mil la odisea de llegar a la Ciudad Condal para los sufridos viajeros. Ayer, por poner un ejemplo contado por uno de nuestros lectores, el autocar que sustituye al tren hasta Calaf, ya que la vía está cortada entre Lleida y Bell-lloc, llegó más de media hora tarde a Mollerussa, Bellpuig, Tàrrega y Cervera. En las estaciones nadie informa de nada y ni un triste cartel indica dónde hay que esperar el bus. La única ventaja que encontró nuestra enviada especial es que con tanto jaleo ni el revisor ni el conductor le cobraron el viaje. Hoy, está previsto restablecer la circulación en tren.

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